Antes de las macrogranjas, las vacas eran cuadradas

En la Inglaterra del siglo XIX, se consideraba un símbolo de estatus tener un cuadro de tu vaca. Pero, por alguna razón, todas parecían sorprendentemente geométricas…


[Vía Twitter | @itineratur]

La humanidad pinta vacas desde hace miles de años. Desde las pinturas rupestres, pasando por los griegos y los egipcios… Aunque nada comparable a lo que ocurrió en Holanda durante el siglo XVII, cuando los cuadros de vacas se convirtieron en un género en sí mismo y en todo un símbolo nacional.

Paulus Potter, El joven toro (1647)

Albert Cuyp, Jóvenes pastores con vacas (1655–60)

Con este bagage artístico, lo que ocurrió en la Inglaterra de 1800 se hace duro de ver. Parece que todo empezó con este buey, el Durham Ox (1796-1807). Una "bestia" que se paseaba por Inglaterra en una carroza especial tirada por cuatro caballos siendo expuesto de feria en feria. Se convirtió en todo un fenómeno de masas, ¡jamás se había visto nada igual!

Más famosa aún fue la Craven Haifer (1807-1812): la "vaca cobarde" era la más grande nunca vista, no cabía ni por la puerta de su establo. Tal fue la fama de estos animales recrecidos que acabaron siendo pintados. Luego se imprimieron grabados que vendieron por miles. Incluso vajillas de porcelana, el merchandising de la época.

Hasta que lo extraordinario se convirtió en habitual y la escena agrícola se lleno de vacas cuadradas. Pero no solo vacas, sino cerdos hinchados a punto de estallar... y ovejas largas como autobuses.

No hablamos de bucólicas vacas en un prado sino de auténticos retratos, pintores que se apostaron delante de una vaca para retratarla con todas sus manchitas. Pero les salieron unos bichos rectangulares y paticortos: unas vacas llenas de ángulos rectos.

Al contrario que en los cuadros de caballos, de apariencia mucho más grácil, aquí primaba la "corpulencia". Y la pregunta es: ¿eran las vacas inglesas así de poligonales? Parecerá un tema frívolo, pero es tremendamente serio. Desde el siglo XVII el norte de Europa estaba inmerso en la llamada revolución agrícola que puso el campo patas arriba y propulsó los rendimientos. Tanto que abrió las puertas a la revolución industrial. Entre sus innovaciones destaca la mejora en la selección ganadera, así como nuevas técnicas de cría y engorde de animales.

El siglo XIX inglés trajo la cría selectiva de animales, los concursos de criadores los premios y los premios el orgullo de criador de vacas cuadradas. Y de ahí al arte solo había un paso. Ahora solo necesitamos un montón de pintores locales, cuya gran aportación fue su escaso talento. Exageraron los rasgos de las vacas para incrementar el efecto publicitario entre los ganaderos, ya que parece ser que existen algunos criterios técnicos que hacen que una vaca cuadrada pudiera ser bien vista en un concurso: grupa cuadrada y pecho angular. Pecho es brisket en esta imagen.

En resumen, que todas estas vacas cuadradas y otros bichos raros fueron símbolos de prestigio que se correspondían con el ideal zootécnico. Los ganaderos que se dedicaban a ello se hacían llamar "improvers". Tampoco creáis que todo era así. Lograr hermosos ejemplares fue como una afición, un pasatiempo de una élite agraria. Incluso el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, se consideraba un "improver" y presumía de los premios conseguidos por sus animales.

En The English Museum of Rural Life, tienen una colección de fotografías de animales con ángulos rectos que se parecen a los que hemos vistos.