Tras la pista de Kriminal, el "fumetto" más sádico de Italia

En los años 60, el criminal favorito de Italia se llamaba Diabolik. Pero, al menos en la ficción, contaba con un rival igualmente impresionante. Kriminal sigue siendo un ilustre desconocido fuera de Italia, pero sus historietas fueron muy populares. Y también generaron una gran controversia.


Creado por el dibujante Magnus (Roberto Raviola) y el guionista Max Bunker (Luciano Massimiliano Secchi), Kriminal no era un antihéroe al uso. Al contrario que otros títulos de la competencia, no se conformaba con imitar a Diabolik, sino que se inspiraba en las mismas novelas policiales de Edgar Wallace que sirvieron de base al giallo, el horror gótico, las películas de James Bond y los cómics de Batman. Sus aventuras contaban con una mayor carga de violencia y erotismo como reclamo para lectores adultos, y al igual que ocurrió en EEUU y el Reino Unido, causaron indignación entre los sectores más conservadores de la sociedad italiana, que emprendieron una agresiva para retirarlas de los quioscos.

Bajo la máscara de Kriminal se ocultaba Anthony Logan, un ladrón de guante blanco que libró una guerra personal al estilo de Bruce Wayne contra los delincuentes que habían empujado a su padre al suicidio. Su sed de venganza alcanzó sorprendentes cotas de sadismo, haciendo que su cruzada moral fuera un poco más ambigua de lo acostumbrado. Puede que su llamativo disfraz amarillo de esqueleto no fuera el más indicado para acechar a sus enemigos desde las sombras, pero a nivel estético resulta uno de los más emblemáticos y sorprendentes de todos los tiempos. Hizo su primera aparición en 1964, solo dos años después de Diabolik, y los ambos compitieron por el favor del público durante más de una década.

La partenaire femenina de Logan se llamaba Lola. Avanzada la colección, se casaron y tuvieron un hijo; pero, como corresponde a una historia sanguinaria de venganza, su idilio no acabó bien. En cambio, cuanto más salvaje y extraña se volvía su galería de adversarios, parecía más evidente que la relación más estable de Logan sería con su principal enemigo, Patrick Milton, el detective de Scotland Yard empeñado en meter a Kriminal entre rejas. Porque también en eso resultó ser un rara avis del género, respetando la continuidad de una historia a la siguiente en lugar de conformarse con narrar episodios autoconclusivos e independientes, lo que permitió que el personaje evolucionaria hasta convertirlo en un superhéroe más tradicional, rebajando considerablemente las dosis de sadismo y los desnudos femeninos para esquivar las denuncias por obscenidad.

Las aventuras de Kriminal se han editado en Italia, Francia y Reino Unido, y es posible detectar su huella en personajes actuales como Deadpool

Debido a su creciente popularidad en Italia y Francia, Kriminal dio el salto a la pantalla grande en 1966, dos años antes de que Mario Bava rodara su Danger: Diabolik (1968). La película de Umberto Lenzi se tituló La máscara de Kriminal y obtuvo el éxito suficiente como para justificar una secuela notablemente inferior, Il Marchio di Kriminal (Fernando Cerchio, 1968), que no resistió la comparación con el clásico de culto de Bava. Unos años antes, la editorial había dado luz verde a Satanik, una suerte de spin-off femenino que también disfrutó de su correspondiente adaptación cinematográfica en 1968, y que acabaría compartiendo aventuras con nuestro personaje. La relación tampoco cuajó y la colección se acabó cancelando por falta de ventas.

Las cosas empeoraron para Kriminal a la altura del número 360, en mayo de 1972, al cambiar el diseño que, hasta entonces, había sido la principal seña de identidad de la colección. La decisión de la editorial por optar por un marco de color rojo como imagen corporativa resultaba a todas luces incomprensible y limitaba el espacio para la ilustración a una ventana cuadrada, reduciendo considerablemente su impacto de la portada. Y lo que es peor, el estilo del dibujo se volvió más caricaturesco, las cubiertas pintadas al óleo y acrílico se reemplazaron por viñetas ampliadas que reflejaban con mayor precisión el contenido de cada número, pero lo malograban en cuanto a misterio y atractivo se refiere. Una mala señal, sin duda, para una serie que acabaría sacrificando también su continuidad. A partir del número 388, publicado en diciembre de 1972, comenzaron a reimprimir historias antiguas y hasta los lectores más fieles se sintieron estafados por el cambio de rumbo de Kriminal, que aún así acudió puntual a su cita quincenal durante otros dos años más. La última fue la 419, en noviembre de 1974.

Desde entonces, las aventuras clásicas de Kriminal se han reeditado en Italia, Francia y Reino Unido, y es posible detectar su huella en personajes actuales como Deadpool, lo que demuestra hasta que punto se adelantaron a su época. A continuación, reproducimos algunas de sus mejores portadas (pulsa sobre la imagen para ampliar).