Ravachol, Bakunin o Durruti en un sello de correos


Ravachol con un látigo, Bakunin biocoteando a los políticos y el rostro de un Durruti convertido en héroe popular. La revolución también viajó en sellos de correos

Durante la Guerra Civil, en territorio republicano y antifascista, se produjeron sellos propios que, entre otros motivos, reflejaban los ideales de la revolución social: el anarquista Durruti, ya entonces muerto, el dinamitero Ravachol o Luisa [sic] Michel arengando a las masas durante los días de la Comuna de París, entre muchos otros, viajaban en cartas que iban de un país a otro y que, en algunas ocasiones, fueron creados y difundidos por comités de ayuda en el extranjero. Servían como franqueo entre organizaciones no gubernamentales y benéficas en países que daban su apoyo a la España republicana como Francia, Reino Unido o Estados Unidos. No solamente contenían iconografía y santuario libertario, sino también socialista o comunista, con llamadas a la «infantería roja y guiños a la Unión Soviética. También fueron editados por ateneos, editoriales o fundaciones y contenían mensajes antifascistas o exhortaban a la solidaridad internacional. Los últimos sellos en producirse y que nunca vieron la luz, estaban destinados a elevar la moral de la retaguardia, de las castigadas ciudades, en las navidades de 1939. Mostraban a niños y niñas felices en países remotos, como la Unión Soviética. Eran demasiado inverosímiles. Pretender que los refugiados estuvieran felices en sus lugares de destino no tenía mucho sentido. Se producían desde Valencia, convertida entonces en sede del gobierno. España se descomponía. Los sellos quizás más sorprendentes son aquellos que se editaron en alemán o francés desde redes de ayuda y apoyo mutuo en el extranjero. Muestran escenas de bombardeos y edificios arrasados con mensajes antifascistas. Esta es una pequeña selección.