Las chicas que «inventaron» el rock and roll en España


La prehistoria (secreta) del rock and roll en nuestro país estuvo dominada por rockeras gitanas, flamenqueras eléctricas o bateristas valientes en girls groups. Antes de Los Estudiantes o Pekenikes fueron las Hermanas Alcaide o Mari de la Trinidad

«El trío de Las HERMANAS ALCAIDE se destaca de otros conjuntos vocales por su calidad interpretativa en la forma de decir la canción de tipo flamenco. Cualquier tipo de ritmo que interpreten las HERMANAS ALCAIDE es este personalizado por su característico estilo. Como artistas exclusivas de HISPAVOX, Las HERMANAS ALCAIDE comienzan una serie de grabaciones, siendo las primeras los cuatro números que presentamos en este disco». Este era el texto que aparecía en la contraportada del ep 3 mozas de Andalucía, en el que se incluía «Sevillana rock and roll», un híbrido extraño e insólito. Según Adrián Vogel en el imprescindible Bikinis, fútbol y rock and roll, las malagueñas cantaron «el primer rock and roll –por muy sui generis que fuese- compuesto en España», bajo la dirección de los hermanos Segura. Greg, uno de ellos y el arreglista, en lo sucesivo trabajaría con decenas de artistas. Lo que intentó Hispavox con Hermanas Alcaide fue una operación de marketing dirigida al turismo, mezclando flamenco (que era lo que realmente hacían las Hermanas) con rock and roll, entonces muy desconocido en nuestro país, salvo por orquestas que actuaban en salas con un público mayoritariamente extranjero en cuyos países Presley, Richard o Lewis, entre otros, triunfaban como los heraldos de un nuevo tiempo.

Había linajes artísticos, estirpes de músicos que eran hermanas, como las Alcaide, pero antes que ellas las Hermanas Fleta. La tradición era larga (Hermanas Galindo, Hermanas Serrano o Hermanas Espín). O las cubanas y más célebres Hermanas Benítez, editadas por Zafiro. Eran cinco y, antes de llegar a España, ya habían trabajado en Estados Unidos. A mediados de los sesenta fueron populares sus versiones de «Juanita Banana» o «Estas botas son para caminar».

Hermanas Alcaide (1961)

Hermanas Alcaide (1961)

Desde hace años musicólogos, historiadores y coleccionistas debaten sobre cuál fue el primer disco de rock and roll español. Los nombres habituales son los de Pekenikes, que en julio de 1961 publicaron su primer ep con Hispavox, lo mismo que Los Sónor, que hicieron lo mismo en RCA. O Los Estudiantes, que grabaron el año anterior para Philips cuatro canciones, dos de ellas instrumentales.

Estrictamente los primeros fueron el Dúo Dinámico, antes conocidos como los The Dynamic Boys, que en septiembre de 1959 publicaron Little Darling. Hacían versiones de temas de artistas extranjeros como Gene Pitney o los Everly Brothers, entre otros. El Dúo Dinámico, como precursores de la cultura pop, fueron pioneros en los clubes de fans y el fenómeno groupie en España con las dinámicas, como se conocía a sus fans. En Barcelona, al mismo tiempo, brillaban las guardiolistas, las seguidoras de José Guardiola. Las dinámicas, que se contaban por centenares, pronto tendrán a unas grandes competidores en fanatismo y organización: las raphaelitas, esas disciplinadas, uniformadas y casi un ejército de seguidoras de Raphael.

RAPHAELISTAS DEL CLUB DE FANS DE RAPHAEL VESTIDAS DE ROJO Y NEGRO

RAPHAELISTAS DEL CLUB DE FANS DE RAPHAEL VESTIDAS DE ROJO Y NEGRO

Un grupo de chicas en un baile (Vallecas, 1966). Fotografía: Memoria de Madrid.

Un grupo de chicas en un baile (Vallecas, 1966). Fotografía: Memoria de Madrid.

ROCK AND ROLL GITANO

«Igual que en Nueva York, en Málaga bailan todos rock and roll»

Mientras las Hermanas Alcaide ponían a bailar el rock and roll, comenzó a emitirse diariamente Discomanía, dirigido por el chileno Raúl Matas, en Radio Madrid, al que seguiría Caravana Musical, ya especializado en rock and roll y dirigido por el activo Ángel Álvarez, que emitía rock country traído directamente de Estados Unidos. Álvarez tenía facilidades: viajaba continuamente como operador de radio de Iberia y, al regresar, lo hacía con decenas de singles bajo el brazo. Sonaban Elvis, Shadows, Paul Anka, Ricky Nelson, bandas estadounidenses que parecían de otro planeta en un país que comenzaba a conocer esa nueva ola, aunque el rock and roll, por entonces, era extremadamente raro y minoritario. Ni tan siquiera el cine, como había pasado en otros lugares, lo había hecho popular. El rock de la cárcel de Elvis, estrenada a finales de 1958, pasó de puntillas en los cines.

Bill Haley, convertido ya en el forajido de  la nueva ola que casi nadie entendía, había actuado en nuestro país en 1958. La única actuación que se llevó a cabo, de las otras tres previstas (el plan inicial eran dos en Madrid y otras dos en Barcelona), fue en el Palacio de los Deportes de Barcelona. Fue un temblor, un sacrilegio, algo inconcebible, aunque no llegó a la furia destructora de Estocolmo, París o Berlín, donde sus seguidores se enfrentaron a los agentes y destruyeron centenares de sillas. Haley solamente pudo cantar cuatro canciones. La policía, los grises, invadió el escenario entre amagos de cargas y detenidos.

Belter tomó nota de la argucia de Hispavox al poner a cantar rock a varias flamenqueras e hizo algo parecido con otra de las grandes pioneras en un disco de culto titulado «Rock and roll del gitano»: «Rock and roll / qué gitano y qué flamenco / me salió / Rock and roll, rock and roll / es flamenco por la gloria / de cotón», decía la letra. La artista, Mari de la Trinidad, que se apuntaría, en compañía de su esposo (la orquesta Los Quijotes, otro guiño al bendito turista), el cantaor Pepe Córdoba, al twist popularizado por el Dúo Dinámico. El resultado es un genial calipso rock que empieza con un riff eléctrico muy pegadizo, junto a palmas, bongos y una voz de flamenco, mientras la cantante dice que «igual que en Nueva York, en Málaga bailan todos rock and roll». Todo un manifiesto que, en su contraportada, se describía así: «Por su factura humorística se adapta plenamente a su estilo y del que hace una auténtica creación». El resto de temas, hasta tres, no tenían nada que ver con rock.

Portada de Mari de la Trinidad y Los Quijotes con su canción «Rock and roll gitano»

Portada de Mari de la Trinidad y Los Quijotes con su canción «Rock and roll gitano»

DOS CHICAS FRENTE A SU TOCADISCOS (1965). FOTOGRAFÍA: ARCHIVO REGIONAL DE MADRID

DOS CHICAS FRENTE A SU TOCADISCOS (1965). FOTOGRAFÍA: ARCHIVO REGIONAL DE MADRID

PRIMERAS BATERÍAS

En esta prehistoria del rock and roll en nuestro país protagonizada por chicas valientes y aguerridas, que gustaban de guitarras eléctricas, baile y desafío, Hermanas Alcaide o Mari de la Trinidad, absolutas pioneras, no eran productos esencialmente rock, aunque sus méritos tuvieron por abrir el camino a lo que vino luego. Otras mujeres fueron pioneras en la música moderna. Tocaban la batería en grupos de hombres o en girls groups, actuando en salas repletas de turistas, mientras el franquismo seguía siendo eso mismo, una dictadura que sin embargo perseguía eludir el cerco del aislamiento internacional ofreciendo una versión de sí mismo lúdico y exótico: el «Rock and roll del gitano» lo tenía todo.

Cartel del conjunto Cinderella. Archivo de Ana Davies / Adrián Vogel

Cartel del conjunto Cinderella. Archivo de Ana Davies / Adrián Vogel

La baterista y pionera Conchi Rodríguez con las Rodri Sisters. Archivo de Ana Davies / Adrián Vogel

La baterista y pionera Conchi Rodríguez con las Rodri Sisters. Archivo de Ana Davies / Adrián Vogel

Tere Negrín Hernández, batería y vocalista de los legendarios Bajip de La Gomera, en Canarias, populares desde finales de los sesenta y primeros setenta con sus pegadizos merengues, cumbias y rancheras, fue una de las primeras mujeres batería, aunque la precedió Conchi Rodríguez, que tocaba en las Rodri Sisters«probablemente la primera mujer baterista de España», según Vogel. Posteriormente se conocieron como el conjunto Cinderella, donde Conchi tocaba junto a seis mujeres más. La orquesta había tomado el nombre de La Cenicienta, pero también del famoso musical Cinderella, estrenado en 1957 y popularizado por Ed Sullivan. Rodri, desde por lo menos 1956, tocaba en directo algunas canciones de rock and roll, cuando el estilo casi acababa de nacer. Cinderella actuaba en salas de fiestas y restaurantes, como la lujosa cafetería americana Auria, junto a otros conjuntos como Napoleón, o en el Club Melodías del número 12 de la calle Desengaño, compartiendo escenario con la orquesta «residente» llamada también Melodías.

Tere Negrín de los Bajip

Tere Negrín de los Bajip

LA PRIMERA CHICA YE-YÉ

Pilar García de la Mata y Caballero de Rodas, más conocida como Mimo, pudo haber sido la cantante pop más importante de España. Cuatro meses más tarde de que Los Estudiantes publicasen su histórico disco, ella hizo lo propio, esta vez con un ep con cuatro temas de Paul Anka, bajo el nombre de Mimo and Her 5 Friends. A finales de 1960 Philips publicaría su nuevo disco en el que interpretaba canciones de Cliff Richard. Salía en televisión frecuentemente y su presencia y voz eran imponentes, acompañándose de músicos estupendos como Los Jumps. Su tercer disco es quizás el mejor, Speedy González (1962), que incluía una estupenda versión de «Mr. Twist». Son los años de los intérpretes, de músicos de estudio que imponen los sellos, de grabaciones un tanto improvisadas. Reina del twist, interpretaba magistralmente clásicos. Pero algo sucedió a mitad de camino y en su ascenso hacia el estrellato. Fue por razones familiares. Su familia la presionó para que abandonase su sueño, y ella cedió. Tenía tan solo veinte años. Mimo abandonó su carrera, tras cuatro grandes discos cuando podía haber brillado como nadie. La primera rockera española.

La pionera Mimo junto a su banda

La pionera Mimo junto a su banda

Mimo junto a Los Jumps en su disco Speedy González (1962)

Mimo junto a Los Jumps en su disco Speedy González (1962)