El cementerio donde está enterrado el Corán


Destruir un Corán puede suponer una condena a muerte. Te enseñamos el cementerio excavado dentro de una montaña donde se guardan millones de ejemplares del libro sagrado

El Corán, libro sagrado del islam, contiene la palabra de Alá tal y como Mahoma, su profeta, la recibió. Consta de ciento catorce suras que, a su vez, se dividen en ayah. Tal es su consideración de libro sagrado, que su transmisión ha de ser siempre en árabe clásico. Sin embargo, existen versiones traducidas que son consideradas interpretaciones, manteniéndose el uso de esta lengua en la liturgia.

Vistas de Jabal al-Nour y su montaña sagrada

Vistas de Jabal al-Nour y su montaña sagrada

El carácter sagrado del Corán llega a tal punto que existen determinados métodos instaurados por la teología islámica que deben seguirse para deshacerse de un ejemplar. Estos métodos son el enterramiento del ejemplar o sumergirlo en agua de tal forma que esta termine borrando la palabra de Alá.

En 1956 Abdul Sammad Lehri se hizo la promesa de salvar la palabra de Alá. El cumplimiento de la misma tendría que esperar hasta 1992, cuando escogió el monte Chiltan, en las cercanías de Quetta, Pakistán, para acoger en su largo entramado de túneles millones de ejemplares del libro sagrado que hubiesen caído en desuso. Reposan en el interior de cientos de sacos. Llamó al lugar Jabal al-Nour o Montaña de la Iluminación, en clara referencia a la montaña del mismo nombre donde meditó el profeta hasta que recibió la primera de las revelaciones que vertería en el Corán.

Ejemplares de el Corán en los túneles del cementerio subterráneo

Ejemplares de el Corán en los túneles del cementerio subterráneo

Cientos de sacos con el Corán

Cientos de sacos con el Corán

También se hace por cautela. Para salvar el pellejo. Deshacerse de un Corán usado es muy difícil en Pakistán, donde una ley contra la blasfemia puede condenarte a muerte si tiras o destruyes el libro sagrado.

Visitantes pasando por la angosta entrada del cementerio

Visitantes pasando por la angosta entrada del cementerio

Bagdad fue tomado de forma casi inmediata tras la invasión de Irak, llevada a cabo en 2003 por una coalición de países encabezados por los Estados Unidos. Cuando tomaron la ciudad y registraron los palacios ocupados por Sadam Husein, encontraron numerosos tesoros, como un Corán bastante peculiar. Estaba escrito con sangre, la del mismo Husein, que había donado 27 litros a lo largo de los años. El ejemplar causó una enorme polémica entre aquellos que defendían la necesidad de destruir cualquier objeto perteneciente a Husein y aquellos otros que afirmaban que, como libro sagrado que era, debía preservarse.

Husein junto a un ejemplar de el Corán

Husein junto a un ejemplar de el Corán

El Corán de sangre permanece en paradero desconocido, y quién sabe si sus días han acabado en Jabal al-Nour o si, como dicen otros muchos, no es más que una leyenda.