«Anomalía», el fanzine forteano de John Keel por fin en español

Anomalía fue una publicación gratuita que, durante los años 60, informaba a los aficionados estadounidenses al fenómeno ovni de las noticias sobre ese y otros temas forteanos. Medio siglo después, esta revista editada por John Keel ve la luz en España en edición facsímil.

Durante su juventud, John Keel (Nueva York 1930-2009) se dedicó a recorrer Oriente Medio y Asia buscando aventuras para, posteriormente, escribir reportajes que vendía a revistas masculinas de la época. A la vista de que no tenía demasiado éxito, Keel decidió probar suerte como escritor por encargo, guionista de concursos de televisión y autor de novelas pseudoeróticas con pseudónimo hasta que, en los años sesenta, una de esas revistas para hombres volvió a ponerse en contacto con él.

John Keel con una serpiente en Bombay.

John Keel con una serpiente en Bombay.

La cabecera en cuestión era Playboy, que le encargó un artículo sobre el fenómeno ovni que finalmente no fue publicado. Ese rechazo hizo que Keel decidiera sumergirse en el tema de los platillos volantes hasta el punto de pasar, en apenas unos meses, de neófito a respetado experto. Una evolución en la que jugó un papel importante su enfoque absolutamente renovador, que cuestionaba la imperante hipótesis extraterrestre y abría nuevas líneas de investigación.

Convertido casi por casualidad en un experto en el tema, Keel decidió dar un paso más y publicar Anomalía, un boletín que buscaba poner en contacto a aquellos investigadores que compartían un enfoque más riguroso y científico sobre el fenómeno. Además, a través de esta publicación, Keel aspiraba a crear herramientas como bases de datos sistematizadas que sirvieran para poder empezar a analizar los avistamientos y los encuentros producidos de una manera más seria. En definitiva, establecer una literatura ufológica diferente a la imperante, preocupada únicamente en construir una autocomplaciente narrativa alrededor de la noción de la visita de extraterrestres. «Una idea que según Keel no se sostenía de ningún modo», explica Pablo Vergel, editor de Reediciones Anónimas.

Portada de la edición española de Anomalía.

Portada de la edición española de Anomalía.

«Los ovnis en los 60 estaban muy presentes en los medios. Eran unos años donde la idea del contacto extraterrestre, la interpretación más extendida del fenómeno ovni, era inminente».

Medio siglo después de que Keel comenzase a publicar Anomalía, Pablo Vergel y Óscar Alarcia, Frunobulax, de Libritos Jenkins, han unido sus fuerzas para publicar en España, traducido y en edición facsímil, todos los números de Anomalía. En Agente Provocador, hemos hablado con ellos para que nos expliquen qué puede encontrar el lector en las más de doscientas páginas de este sorprendente proyecto.

AGENTE PROVOCADOR: ¿Cuáles eran los temas que trataba Keel en su boletín? Llama la atención que muchos de esos contenidos son recortes de periódico. ¿Había presencia de lo extraño o lo desconocido en los medios generalistas de Estados Unidos en esa época?

PABLO VERGEL: Los ovnis en aquella época en particular estaban muy presentes en los medios. Eran unos años donde la idea del contacto extraterrestre, la interpretación más extendida del fenómeno ovni, era inminente. No era nada difícil encontrar noticas de ovnis, pero no solo en Estados Unidos sino también en Francia, España o Italia. Anomalía empezó con aspiraciones muy nobles y tratando de convertirse en un boletín de referencia de la investigación ufológica. Sin embargo, conforme iban avanzando los números poco a poco fueron ganando espacio los recortes de prensa de todo tipo de eventos, llamémosle, forteanos, es decir, eventos inexplicables y misteriosos que desafiaban cualquier explicación convencional.

Portada del primer número de Anomalía.

Portada del primer número de Anomalía.

AP: ¿Existían otras revistas semejantes en la época?

PV: En aquellos tiempos existían multitud de servicios de gabinetes de prensa que se dedicaban a recopilar noticias agrupadas por distintos temas y que mandaban dossieres de manera regular a los suscriptores. Keel, a su manera, trata de ofrecer también ese servicio aunque, poco a poco, da la impresión que comienza a meter todo tipo de noticias que le divertían. Keel, si destaca por algo, aparte de sus grandes habilidades como periodista, investigador y escritor, es por tener un enorme sentido del humor, casi mandatorio para aproximarse a estos temas.

«Un día, comiendo en un restaurante de Malasaña, Pablo Vergel me habló de Anomalía como algo muy underground pero que merecería ser dado a conocer... El problema era que requería mucho esfuerzo replicar. Un trabajo de orfebrería casi».

AP: ¿Cómo se conseguía el boletín?

PV: Su distribución era totalmente acomercial. No te podías subscribir y lo enviaba a todos los que le mandaran sobres franqueados. Creo que tenía que ver un poco con el espíritu underground que tenía Keel y también porque, desde un primer momento, tenía muy claro que aquello no tenía vocación de profesionalidad o de regularidad. En el fondo, estaba más cerca de un fanzine con el que tratar de establecer conexión con otros investigadores y de paso divertirse.

Una de las páginas interiores de la edición española de Anomalía.

Una de las páginas interiores de la edición española de Anomalía.

Un trabajo a cuatro manos

Después de coincidir en diferentes foros de internet durante años, Pablo Vergel y Óscar Alarcia, Frunobulax, habían establecido una amistad virtual que se fue haciendo real. Cuando Vergel publicó en su editorial Reediciones Anómalas Comunión de Whitley Strieber, Frunobulax le ayudó a  hacer Nuestra primera Comunión, un fanzine que se entregó como una de las recompensas al crowdfunding. Por eso, cuando Vergel decidió poner en marcha el proyecto de reeditar Anomalía, pensó que sería interesante hacerlo en colaboración con Frunobulax.

«Un día, comiendo en un restaurante de Malasaña, Pablo me habló de Anomalía como algo muy underground pero importante, y que merecería ser dado a conocer... El problema era que requería mucho esfuerzo replicar. Un trabajo de orfebrería casi», recuerda Frunobulax y Pablo Vergel explica el porqué de esa laboriosidad: «Lo especial de su formato obligaba a una remaquetización facsímil y eso complicaba enormemente sacarlo adelante. Al final Óscar se ofreció a echarse el proyecto a las espaldas que la verdad es un currazo descomunal. El resultado ha sido espectacular y creo que puedo afirmar que hemos alcanzado una cima editorial con este lanzamiento».

«Era absolutamente imprescindible hacer una edición facsímil. Anomalía es un fabuloso viaje a una época y esa experiencia solo se podía conculcar respetando el formato».

Portada de Anomalía.

Portada de Anomalía.

AP: ¿Era imprescindible para vosotros hacer una edición facsímil? ¿Considerasteis que se pudiera editar Anomalía con una maquetación convencional?

PV: Era absolutamente imprescindible. Anomalía funciona muy bien como repositorio de investigaciones y textos interesantes pero, al mismo tiempo, es un fabuloso viaje a una época y esa experiencia solo se podía conculcar respetando el formato de manera facsímil.

FRUNOBULAX: Basta ojearlo un poco para entender que esto no tenía ningún sentido  si no se hacía exactamente tal y como se concibió. Los collages de noticias viejas y recortes de revistas, los tachones, los fallos de la fotocopiadora, la belleza de las marcas de la Olivetti... son casi tan importantes como el propio contenido. El contenido, al fin y al cabo, es demasiado específico y, en parte, obsoleto, como para que la simple lectura en negro sobre blanco enganche más que a los «muy cafeteros»… ¡Aunque muchos textos son magníficos! Creo que es uno de los libros más importantes de Keel y, por lo tanto, de este fenómeno. Tiene una pureza, una autenticidad, una honestidad y un candor brutales. Y ¿a quién no le atrae la retahíla de recortes de noticias curiosas de antaño, si estamos todo el día en internet compartiendo ese tipo de cosas? Parte del encanto está en sentirse como un investigador de antaño, repasando microfilms llenos de pistas extrañas y fenómenos inexplicados...

Uno de los artículos publicados en Anomalía.

Uno de los artículos publicados en Anomalía.

AP: ¿Cómo ha sido la labor de traducir y recrear Anomalía? ¿Cuáles fueron las principales dificultades que encontraste?

F: Son dos labores muy distintas. Nunca había hecho una traducción, digamos, profesional (sin serlo), y aprendí muchísimo sobre los verdaderos conflictos que se encuentra el traductor, que van más allá de entender el idioma original y el intercambio de palabras de un idioma a otro. Consiste más bien en escribir el libro de nuevo un par de veces. Me surgieron dudas, sobre todo con la terminología ufológica, pero tenía delante otras traducciones de Keel para Reediciones Anómalas que me las resolvieron. En cuanto a la maquetación, me resulta mucho más natural y divertida, porque llevo muchos años haciendo carteles, retocando escaneos y montones de cosas (de nuevo, fuera del ámbito profesional), y al fin y al cabo, encontrar la tipografía correcta, pintar o borrar un píxel o mil millones de píxeles, solo requiere tiempo. Ha sido básicamente una carrera de fondo muy entretenida y, como fanzinero y amante de lo forteano, lo hice con muchísimo gusto y cariño.

Un consejo de John Keek sobre los ovnis.

Un consejo de John Keek sobre los ovnis.

AP: ¿Cómo conseguisteis los originales?

F: Forman parte del catálogo digital de libre disposición al alcance del cazador de anomalías, gracias a algún receptor original del boletín.

AP: La tarea de recreación del aspecto original es asombrosa. ¿Cuánto tiempo te llevó el proyecto?

F: Después de aquella comida en la que me habló de esa especie de sueño que tenía de poder reeditar este boletín tan curioso, pasaron unos pocos meses hasta que encontré el momento, porque mi situación laboral cambió y lo recuperamos. Pero solo pude avanzar un poco antes de que volviese a tener que abandonarlo. Cuando llegó el Gran Confinamiento de 2020, me pareció el pasatiempo ideal para no perder la cabeza. En total puede que tardase unos tres meses en hacerlo todo; pero tres meses dedicándole una media de 8 horas diarias los siete días a la semana. No me gustan los videojuegos, me obsesiona este otro tipo de labores. Cuando vi que el trabajo estaba terminándose, pero que aún quedaban semanas de confinamiento, fue cuando nos planteamos hacer Cine Forteano, mi propio ensayo sobre películas de los temas que trataba Anomalía, como complemento y reclamo para sacarlo adelante. En definitiva, todo ello fue realizado entre febrero y mayo, con dedicación exhaustiva y obsesivo-compulsiva.

Anomalía, que cuenta también con un prólogo escrito para la ocasión por Aitor Marín —periodista de la edición española de Noticias del Mundo, descubridor del Niño Murciélago y autor de Conspiración vermú, puede conseguirse a través de la página web de Reediciones Anómalas. Por su parte, Cine forteano está disponible en la web de Libritos Jenkins.

Portada de Cine forteano.

Portada de Cine forteano.