Vanguardia, ultraviolencia y jeringuillas: cuando Frank Zappa conoció a Ranxerox

Fruto de la admiración mutua, la amistad entre el músico estadounidense y el ilustrador italiano Tanino Liberatore quedó inmortalizada en la portada de un disco, que antes debió de ser un cómic, protagonizado por Frank Zappa como el coloso sintético.


Un viejo número de El Víbora, publicado en 1983, lleva en portada el regreso de Ranxerox, el popular personaje creado por Stefano Tamburini y Tanino Liberatore: un cyborg creado a partir de partes de una impresora de alta gama que mantiene una desquiciada relación amorosa con Lubna, una chiquilla politoxicomana y caprichosa, en una Italia distópica. En las páginas interiores, sus autores posan ante la cámara en compañía de Frank Zappa: «La foto es el testimonio del histórico encuentro ocurrido en Roma en junio de 1982, y que condujo a la realización de la cubierta del elepé The man from Utopia, que debía titularse en un principio Frank Z. Rocks in Italy y recoger los conciertos dados por Zappa en Italia durante el verano del 82. El proyecto inicial incluía también un álbum de comics (protagonizado por un Frank mitad Zappa, mitad Ranxerox) con las increíbles desventuras del guitarrista en las diversas etapas de la gira de Milán a Palermo», adelantaba la revista. Las seis páginas previstas inicialmente por Liberatore se condensaron finalmente en un par de ilustraciones que encierran mucha más historia.

En la cubierta, un repulsivo cruce entre las facciones del anárquico músico estadounidense y las poses ultraviolentas de Ranxerox sostiene una maltrecha Fender con las cuerdas arrancadas. En una mano, blande un matamoscas que parece un sable, y detrás de él un puñado de señales de tráfico apuntan amenazadoras a una hilera de ciudades sin orden lógico aparente: Roma, Pistoia, Nápoles, Palermo y, finalmente, Milán. En la contraportada del disco, perdida en medio del tumulto, una joven en topless agita sobre su cabeza un ejemplar enrollado de Frigidaire, la revista underground que publicó las primeras historietas de Ranxerox. De ella solo sabemos que se llamaba Valentina y que, al acabar el concierto, se coló en el camerino haciéndose pasar por reportera para conocer a su ídolo, pero los seguratas la despacharon rápidamente. Por suerte, Zappa se quedó con la revista y le preguntó a su manager, Massimo Bassoli, editor de la revista musical Tutti Frutti, si podría presentarle al autor de aquellas espectaculares viñetas.

DETALLE DE LA CONTRAPORTADA: VALENTINA AGITANDO SU EJEMPLAR DE Frigidaire

«¡Hay problemas con la policía, no sabemos exactamente qué es lo que está pasando pero intentad mantener la calma para que el espectáculo pueda seguir! ¡Sentaos y relajaos, por favor!».

«Al día siguiente, Stefano y yo fuimos a verle a su habitación en el Hotel Excelsior de Via Veneto –recordaba Liberatore en una entrevista– Estaba con su guardaespaldas, un negro enorme, y algunos de sus músicos. Al verme, gritó: “¡Eh, Liberatore! ¡Después de Miguel Ángel, eres el más grande artista italiano!”. Al principio pensé que me estaba vacilando, pero lo hablaba completamente en serio. Me quedé de piedra. Frank Zappa era un mito para mí, mucho más influyente que la mayoría de dibujantes que admiraba, exceptuando a Miguel Ángel y Caravaggio».

de izquierda a derecha: Tanino Liberatore, Stefano Tamburini y Frank Zappa (roma, junio de 1982).

El proyecto inicial incluía también un álbum de comics (protagonizado por un Frank mitad Zappa, mitad Ranxerox) con las increíbles desventuras del guitarrista en las diversas etapas de la gira de Milán a Palermo

Liberatore conoció a Tamburini en Roma, al poco tiempo de terminar sus estudios de Bellas Artes. Hasta entonces, no le interesaban demasiado los comics: «Mi gran pasión era la música, y acabé trabajando como ilustrador para RCA». En 1978, un viejo amigo de la escuela le llamó por teléfono para decirle que había unos tipos que tenía que conocer. Acababan de fundar una revista llamada Cannibale, que era pura vanguardia. «Nunca se había visto nada igual en Italia, ni tampoco fuera, así que le hice caso y me reuní con sus responsables, Massimo Mattioli y Stefano, para enseñarles algunos de mis dibujos». Tamburini los examinó con atención, pero no pareció muy impresionado hasta que reparó en una serie de láminas con retratos de Brian Eno, Robert Wyatt y Frank Zappa. «¡Pero si estos son mis músicos favoritos!», chilló, casi saltando de su silla. Inmediatamente se creó un fuerte vínculo entre ambos que no solo cambiaría el rumbo de la historia del cómic italiano, sino que marcaría su imaginario durante la década siguiente.

UNO DE LOS PRIMEROS RETRATOS DE FRANK ZAPPA DIBUJADOS POR LIBERATORE.

«Al verme, gritó: “¡Eh, Liberatore! ¡Después de Miguel Ángel, eres el más grande artista italiano!”»

A finales de los años setenta, los dos amigos vivieron intensamente la época dorada del post-punk. «Éramos unos apasionados de Can, Neu, Faust… Pero cuando descubrimos a Devo, The Residents y Pere Ubu experimentamos una auténtica revelación». Aquel sonido reflejaba, mejor que cualquier otro, las violentas transformaciones que estaba sufriendo el país y en ese contexto nació Frigidaire, como órgano de expresión de una nueva generación de ilustradores, músicos y escritores dispuestos a dinamitar las convenciones heredadas del fallido Mayo del 68. Y si hay un rostro que más encarnara esa fractura, sin duda era el de Ranxerox. «Ranx fue una creación de Tamburini –reconoce Liberatore– Las primeras aventuras ya se habían publicado con cierto éxito, pero Tamburini no se llevaba muy bien con el dibujo. Stefano era un genio y las mejores ideas para Frigidaire, desde el grafismo hasta el propio concepto de la revista, fueron suyas. Pero en ese momento estaba interesado en una estética más disruptiva y alejada del underground contemporáneo; algo más llamativo, colorido e impactante. Así que me pidió que fuera yo quien lo dibujara".

Liberatore transformó drásticamente la fisonomía del personaje. Sus salvajes aventuras, ambientadas en una Roma futurista y pesadillesca, anticiparon las atmósferas de Blade Runner y, muy pronto, Ranxerox se convirtió en un icono tanto para los intelectuales como para los ultras del futbol. Según reconoce el propio dibujante, su trabajo para The Man From Utopia (1983) se inspiró en el desastroso concierto que Zappa y su banda habían ofrecido el año anterior en el estadio del Palermo, en Sicilia, no muy lejos de Partinico, la patria natal de los padres de Zappa y sus abuelos. En una toma registrada en directo de Cocaine Decisions, se escucha la detonación de la primera granada de gas lacrimógeno. «No podíamos ver lo que estaba pasando en medio del campo de fútbol, pero podíamos ver hogueras en las gradas del fondo –relata el propio Zappa en las notas interiores del disco– El gas lacrimógeno se filtró en el escenario y continuamos con el concierto como pudimos».

Entre tema y tema, su manager agarró el micro y se dirigió al público: «¡Por favor, tíos, Zappa quiere que os calméis! ¡Hay problemas con la policía, no sabemos exactamente qué es lo que está pasando pero intentad mantener la calma para que el espectáculo pueda seguir! ¡Sentaos y relajaos, por favor!». Bassoli sabía muy bien a lo que se enfrentaban. Durante un concierto en Milán, el escenario se infestó de mosquitos e incluso llegaron a arrojarles jeringuillas usadas desde las primeras filas. Todo eso (y más) aparece retratado por el feroz arte de Liberatore, incluyendo la famosa pancarta en la que puede leerse “3-1 Vaffanculo” en referencia a la victoria de la selección italiana contra Alemania en el mundial de futbol de 1982.

Cuatro años más tarde, Stefano Tamburini murió por sobredosis de heroína, y un par de años después le siguió su compañero, Andrea Pazienza. Liberatore recibió ambas noticias en París, donde en la actualidad sigue residiendo gracias al éxito que Ranxerox cosechó en Francia. Al poco tiempo de su colaboración con Zappa, fue Miles Davis («otro de mis mitos: a estas alturas el único que me falta es Robert Wyatt») quien le invitó a subirse en su limusina y le reservó un lugar de honor en sus conciertos, directamente sobre el escenario.

comparativa de the man from utopia (1983) con la portada de romborama (2009) del dúo electrónico italiano The Bloody Beetroots