Y de repente apareció un... ¡bulldozer!

Para muchos fue el concierto de sus vidas, cuando el japonés Yamantaka Eye, al frente de Hanatarash, apareció en el escenario a bordo de un bulldozer con el que destruyó parte de la sala

El público lo esperaba sentado en una especie de destartalada sala que tenía el aspecto de un teatro venido a menos. La mayoría eran adolescentes dispuestos a vivir una noche punk, pero nada les podía decir que comenzaría con algo que jamás iban a olvidar. Primeramente, el ruido de una potente maquinaría los puso en sobreaviso, pero casi no hubo tiempo para reaccionar: un joven enloquecido conducía un gigantesco bulldozer con el que irrumpió gritando en el escenario, arrasando todo a su paso, incluida la parte trasera de la sala. Había sucedido. Sí, nunca lo olvidarían.

Yamantaka Eye, cantante de Hanatarash, una banda de noise ultraviolento de Osaka formados en 1984 y seguidores acérrimos de los legendarios Einstürzende Neubauten, estaba fuera de sí. Eye, más tarde, entraría a formar parte de Boredom o incluso de Zeni Geva. No fue la última ocasión en que Eye hizo de la suyas. Durante sucesivos shows, mutiló a un gato con un machete, lanzó un coctel molotov (causando desperfectos valorados en miles de dólares) o estuvo a punto de perder una pierna con una radial en una velada de ruidismo y mutilación que se descontroló. Rápidamente, como es natural, Hanatarash se ganaron la fama de banda peligrosa que podía conducirte a comisaría o al hospital. No se trataba de rumores. Era real. Era una posibilidad, hasta el punto de que los asistentes a sus shows debían previamente rellenar un formulario exonerando a la banda por cualquier daño que pudieran sufrir durante el espectáculo. Nadie quería contratarlos. Ningún promotor estaba dispuesto a asumir aquella previsible locura, la del bulldozer o la incendiaria, la de la muerte en vivo o de la autolesión. Fue el final para Hanatarash, que veían imposible mostrar en directo su espectáculo y su música.