Octubre trans: carta a un huevito trans y una promesa de futuro


«Este mes, en esta tribuna, hemos hablado de infancias trans, de odio y de necesidades. Quiero terminar hablándote a ti, que tienes miedo pero necesitas empezar a vivir con dignidad, quiero gritarte la palabra “futuro” a la cara. Darte la mano y decirte, mientras cruzamos el umbral, que todo va a salir bien»

POR ALANA PORTERO

Imaginemos que eres trans. Imaginemos que acabas de decidir que vas a empezar una transición. Imaginemos que ya sabes quién es la primera persona a la que se lo vas a contar, o que ya lo saben varias y estás abriendo definitivamente tu círculo de exposición como la persona que eres. Imaginemos que estás cambiando levemente tu forma de vestir, de presentarte ante el mundo, que estás jugando con la estética o ya has jugado bastante y tienes claro cómo te apetece ir por la vida. Imaginemos, incluso, que has visto a tu endocrino, a tu psicólogo, a tu psiquiatra y a tu endocrino otra vez y tienes las recetas de tu tratamiento de sustitución hormonal en la mano, porque, seguimos imaginando, eres una de esas personas trans que necesita una transición médica. Imaginemos todos esos escenarios y giremos la cámara al público. Verás lo que parecen caras de espanto, de insolidadridad, de violencia, de burla y hasta de lástima. Por un lado estás feliz, has dado un paso enorme que requiere muchísimo valor, podrías haber jugado al escondite el resto de tu vida, pero sabes que hubiera sido una pesadilla invivible o muy corta. Me da igual si tienes 16 años o 67. Todo te ha traído hasta aquí y aunque hay orgullo, también hay miedo.

AL PRINCIPIO DEL LARGO Y DURO CAMINO

«Transicionar, para mí, que empecé con 37 años y los estragos de la testosterona ya eran y son irreversibles, ha supuesto una liberación real que no cambiaría por ninguna otra decisión tomada en estas cuatro décadas»

Tu cabeza hierve con datos de desempleo, violencia sistémica y no haces más que ver lagartos y lagartas en redes tratando de hacerte daño. Una narrativa implacable te cuenta que, aunque vas a vivir una vida de acuerdo a quien eres y eso te va a proporcionar cierta paz, te espera un calvario por delante, si no un calvario, un camino lleno de espinas y obstáculos que parecen insuperables, o demasiado difíciles.

Pioneras en la lucha trans en una de las primeras manfestaciones del Orgullo en España

Pioneras en la lucha trans en una de las primeras manfestaciones del Orgullo en España

Verás, no les falta razón, las cosas se van a poner complicadas y te espera una época como mínimo agitada. Algunas personas, sea cual sea su grado de cercanía, van a darte la espalda. Puede que los estudios o el trabajo se resientan de algún modo. Salir a la calle a veces resultará demasiado cansado y no es imposible que vivas situaciones incómodas con gente que no ve más allá de su miseria. En todos los aspectos de tu vida aparecerá un factor negativo asociado a tu condición y eso es inevitable, vas a necesitar reunir aún más fuerza —te juro que, aunque no lo parezca, siempre queda un poco más reservada en alguna parte— para no echarte atrás. Si esto sucede no lo veas como un fracaso. Puede que no fuera tu camino, puede que no fuera el momento, puede que tus necesidades no tengan que pasar por aquí. Que tu ritmo sea otro. No sé, ser trans no conlleva una hoja de ruta de actuación, o quizá sí, o quizá varias, pero no tienes que demostrar nada a nadie. Vívelo como necesites vivirlo, como se reduzca la fricción que te angustia cada día. Eso no te hace menos tú, menos nada, que nadie te diga lo contrario.

Imaginemos entonces que has seguido un camino más o menos habitual o tradicional y te presentas ante el mundo con tu identidad real. Imaginemos que tienes el relato macabro muy asimilado y aún así sigues adelante.

Un grupo de transexuales encabezando la primera celebración del Día Internacional de la Liberación Homosexual en Madrid, el 25 de junio de 1978, con una pancarta en la que se pedía la derogación de la ley de Peligrosidad Social. CHEMA CONESA

Un grupo de transexuales encabezando la primera celebración del Día Internacional de la Liberación Homosexual en Madrid, el 25 de junio de 1978, con una pancarta en la que se pedía la derogación de la ley de Peligrosidad Social. CHEMA CONESA

LO MEJOR QUE ME HA PASADO EN MI VIDA

«Otros y otras actuaron como marqueses indignados que acababan de ser abofeteados por la moza de cocina y aún —tres años después— les dura la sensación de felonía por el amigo caído en las garras de la ideología de género, la posmodernidad, la diversidad o la posesión millenial»


Verás, quiero contarte que ser trans es lo mejor que me ha pasado en la vida. Transicionar, para mí, que empecé con 37 años y los estragos de la testosterona ya eran y son irreversibles, ha supuesto una liberación real que no cambiaría por ninguna otra decisión tomada en estas cuatro décadas. Mis primeros dos años fueron muy duros, la criba a mi alrededor supuso una verdadera bomba atómica, pese a que a poca gente cercana de verdad le sorprendió. Otros y otras actuaron como marqueses indignados que acababan de ser abofeteados por la moza de cocina y aún —tres años después— les dura la sensación de felonía por el amigo caído en las garras de la ideología de género, la posmodernidad, la diversidad o la posesión millenial. Con la familia tampoco fue muy bien, pero no me han negado el apellido ni el amor, aunque la convivencia sea algo amarga. Mi vida material se descompuso por completo, a esto también ayuda la edad, claro, el mercado laboral es tránsfobo, misógino y edadista. Pero aquí estoy, escribiéndote esto con una sonrisa en la cara y los labios pintados de marrón oscuro.

¿Sabes? Del mismo modo que aún veo la polvareda de quienes pegaron la espantada, aparecieron en mi vida personas maravillosas que me quieren exactamente como soy, y no son pocas. También hubo sorpresas muy positivas con el entorno, quien menos te lo esperas resulta ser una fuente de amor y de apoyo, te prometo que esto también te va a pasar. Quienes van a permanecer a tu lado ya lo tienes claro, esos lazos se hacen irrompibles, las buenas relaciones que conserves de antes, se actualizan en su mejor versión y, de alguna manera, tu familia se agranda.

Ir por la vida siendo una misma proyecta esa verdad en los demás y sí, genera odio, pero también simpatía, afectos, alegría y sobre todo tranquilidad.

Te doy mi palabra de que por oscuro que veas el camino, irá a mejor. Y este mejor será muy superior a esa vida espectral anterior, la del armario. Me gustaría transmitirte la sensación que me reventaba el pecho la primera vez que me vi guapa. O cuando la malgenerización fue disminuyendo. Cómo me siento cuando mis sobrinos me llaman tía y me abrazan o cuando mis amigas me ven como a una igual y no hay nada forzado en esa situación, ningún gesto extraño, ningún teatro.

Vidas trans (Antipersona, junio 2019). Fotografía: Nega

Vidas trans (Antipersona, junio 2019). Fotografía: Nega

TU NUEVA VIDA

Redescubrir tu carne si decides hormonarte es un viaje alucinante, puede ser frustrante, pero si tienes paciencia comprobarás que la belleza inherente al cuerpo y a las sensaciones no se han ido, solo ha cambiado la intensidad, el ritmo y además una y otras juegan al escondite. Contarte lo que se siente cuando quien te ama, te ama como eres y te hace sentir tan dentro de ti y tan expuesta, que no sabes si reír, llorar o esconderte debajo de la cama. Si no tienes compañía afectivo-sexual tú misma vivirás momentos de autodescubrimiento y pura vida de los que nadie tiene, ni tendrá jamás –perdona la expresión- ni puta idea.

Un día estará normalizado salir a la calle y verás que el mundo sigue girando y se fija poco en ti. Cuando lo haga, a veces saldrá mal, pero esto también va atenuándose y se convierte en algo llevable. Poco a poco te encuentras siendo tratada correctamente por tu género por el tipo que te vende la fruta, el que te lleva la pizza, tu vecina octogenaria o un niño pequeño. Todos los entornos que reaccionaron con extrañeza ante tu situación, también irán relajándose y llega el día en el que las cosas están perfectamente tranquilas, alguna mala mirada se escapará, pero eso es rutina para muchas personas que no son trans.

Pasado el vértigo y el primer miedo, tus estudios podrán continuar y te animo a que así sea, hay que ponerle voluntad, pero es más que posible salir adelante. En el trabajo, si lo tienes, se acostumbrarán, si no lo tienes, sal a buscarlo con la cabeza bien alta, habrá de todo, pero puedes conseguirlo. Piensa que por cada une de nosotres que logra establecerse nuestra genealogía se suaviza y deja de estar compuesta exclusivamente por mártires. Fíjate en otres y se tú ejemplo para les que vienen, te van a necesitar como el agua.

Este mes, en esta tribuna, hemos hablado de infancias trans, de odio y de necesidades. Quiero terminar hablándote a ti, que tienes miedo pero necesitas empezar a vivir con dignidad, quiero gritarte la palabra «futuro» a la cara. Darte la mano y decirte, mientras cruzamos el umbral, que todo va a salir bien.
Bienvenide a tu vida, va a ser flipante.


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