Nebraska outlaws! Las impactantes y bizarras fotografías policiales de los delincuentes de Nebraska


Sujetados violentamente por el cuello o haciendo muecas a la cámara, así fue el inicio del retrato policial: un clamoroso desastre

 

Hasta la llegada del fotógrafo especializado en retrato policial, Alphonse Bertillon, la fotografía de los delincuentes se asemejaba a la «carta de visita», un pequeño documento parecido a una tarjeta de visita que se hizo célebre a mediados de siglo: los detenidos posan como si fuesen retratos familiares, sin guardar una homogeneidad en el plano o en la postura. Sin embargo, el «bertillonaje», que contaba con la propia silla de Bertillon donde se sentaban los detenidos, cambió el modo de observar a los delincuentes. Trabajando codo con codo con la policía de París, en 1883 ya contaba con un fichero de más de siete mil fotografías, el mayor hasta entonces. Su éxito le llevó a ser nombrado director del Taller Fotográfico de la Prefectura de Policía de París.

El propio Bertillon se retrata según su propio sistema

El propio Bertillon se retrata según su propio sistema

En Argentina, más o menos por aquella época, se comenzó a extender el tipo de retrato policial popular en Francia. En 1886 fue publicado, bajo la dirección del director de la Comisaría de Pesquisas, José S. Álvarez, conocido como Fray Mocho, la Galería de Ladrones, dos gruesos tomos que son un raro ejemplo y, al mismo tiempo, conmovedor retrato de los delincuentes de la época y su tratamiento policial. Muchas de estas imágenes permanecieron olvidadas en archivos policiales hasta la llegada de la dictadura, cuando fueron publicadas. Hay imágenes de muchos españoles, inmigrantes en Argentina, y algunos dedicados al robo y los atracos. Otros, en cambio, son delincuentes de poca monta. Se trata de uno de los primeros archivos policiales, al margen de los pioneros de Nueva York y París, de delincuentes internacionales. Estaba compuesto por unos doscientos profesionales de delitos contra la propiedad, incluyendo además de sus fotografías, la filiación, antecedentes policiales y judiciales y sus modus operandi.

Varias páginas de de la Galería de Ladrones argentina que recogía retratos y fichas policiales entre 1880 y 1887

EL DESASTRE DE NEBRASKA


Pero sin duda, Nueva York, pionera en el retrato y archivo criminal, tenía una seria competidora en Nebraska. La Nebraska State Penitentiary, cuyos archivos se pueden consultar en la actualidad, mostró un increíble poco «tacto» a la hora de realizar sus retratos penitenciarios. Igual desdén se puede apreciar en otros increíbles archivos en los que los detenidos posan con sus números de identificación sujetos a la cabeza, hacen muecas a la cámara o miran para otro lado, o son sujetados violentamente por fornidos guardias para obtener el retrato policial. Todas estas imágenes, con el tiempo, caerían en desuso. Aún no se habían perfeccionado la identificación de los delincuentes, ni tan siquiera se recogía la huella dactilar, sino tan solo las medidas físicas o incluso se copiaban los tatuajes. Pero nada de eso era infalible. El sistema se vio poco fiable en casos de suplantaciones, o ante el hecho de que el delincuente cambiase físicamente con el tiempo.

[Imágenes: Nebraska State Historical Society]