«Los 600 retratos más extraños del mundo»: el doctor Lafora y nuestro art brut


El doctor Lafora, aficionado al cubismo y expresionismo, fotografió y coleccionó lo que denominaba «arte de los locos», creando una de las mayores colecciones de art brut de nuestro país. En 1935 se publicó un reportaje sobre una gran exposición en el que los pacientes se retrataron disfrazados de obispos o cargando pesadas cruces

 

La revista Mundo Gráfico, el 11 de diciembre de 1935, dedicó su portada y un extenso reportaje titulado «Los 600 retratos más extraños del mundo», que incluía una entrevista con los doctores Lafora o Camino Galicia, con motivo de una exposición de art brut durante la VI Asamblea de la Liga Española de Higiene Mental y VII Reunión de la Asociación Española de Neuropsiquiatras. La exposición tuvo lugar en el Instituto Cajal de Madrid. Se exhibieron las colecciones privadas de psiquiatras como el propio Lafora junto a Vallejo-Nájera o Camino Galicia, o de diversas instituciones privadas.

Portada de Mundo Gráfico (11 de diciembre de 1935)

Portada de Mundo Gráfico (11 de diciembre de 1935)

Lafora, años antes, en 1932, ya había realizado una exposición de pintura en el Ateneo de Madrid, donde era su vicepresidente, con obras de sus pacientes. Como amante de la pintura, en su Estudio psicológico sobre el cubismo y el expresionismo (publicado en Archivos en 1922), confesó que desde 1915, año en que se celebró en Madrid la primera exposición cubista, observó que aquellos cuadros se parecían a pinturas de ciertos «enajenados». Incluso se centró durante años en alguno de sus pacientes, exponiendo sus obras y realizando investigaciones sobre estos, como un hombre que estuvo ingresado durante un cuarto de siglo años en la Casa de locos o del Nuncio de Toledo. Lafora siguió al paciente en varias visitas, presentando algunas de sus obras en la Primera Exposición de Arte Psicopatológico de París (1950) durante el Primer Congreso Mundial de Psiquiatría en la capital francesa. Las imágenes de la exposición de 1935 son todas coherentes con el intento que, desde mediados del siglo anterior, distintos psiquiatras daban a las supuestas manifestaciones religiosas o apariciones sobrenaturales, como Charcot y Richer, entre otros, para los que el fenómeno místico eran «manifestaciones maníacas, ilusiones o ideas delirantes resultantes de desórdenes neurológicos. La Iglesia se hará eco de los diagnósticos médicos para cuestionar los prodigios que minaban su autoridad», como ha señalado Julia Montilla

Fotografiados por Lafora (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

Fotografiados por Lafora (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

 EL DOCTOR QUE EXHIBÍA OBRAS DE ARTE DE SUS PACIENTES

Gonzalo Rodríguez Lafora (1886 - 1971) fue un neurólogo y psiquiatra español, discípulo de Santiago Ramón y Cajal y de Luis Simarro, descubridor de la enfermedad que lleva su nombre. En 1911 describió la llamada enfermedad de Lafora, una afección genética de inicio en la adolescencia que provoca epilepsia, demencia progresiva, ceguera cortical y la muerte en 5 a 10 años.

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Sanatorio de Ciempozuelos, uno de los lugares de estudio de Lafora

Sanatorio de Ciempozuelos, uno de los lugares de estudio de Lafora

En 1912 empezó a trabajar en el Laboratorio de Fisiología Experimental del Sistema Nervioso con Santiago Ramón y Cajal. Difundió el psicoanálisis a través de conferencias, aunque reprochaba a la teoría freudiana su pansexualismo y su dogmatismo y la consideraba sólo como una psicoterapia más entre otras. En 1925 cofundó la revista Archivos de Neurobiología, Psicología, Fisiología, Histología, Neurología y Psiquiatría, que sigue publicándose ahora con el título más corto de Archivos de Neurobiología. Ese mismo año fundó también el Instituto Médico-Pedagógico y el Sanatorio Neuropático de Carabanchel. En 1931 fue nombrado presidente del Consejo Superior Psiquiátrico y dos años más tarde dirigió el departamento de Psiquiatría del Hospital Provincial de Madrid. Hizo amistad con José Ortega y Gasset y colaboró en sus proyectos culturales. Durante la guerra civil, su pasado republicano le obligó a emigrar, exiliándose en 1938 a México. Valenciano Gayá, amigo personal del doctor, con motivo de su muerte escribió que «Lafora, sin patrioterismo, amaba a España entrañablemente. Él, como los hombres del 98, la recorrió palmo a palmo, y en muchas ocasiones supo plasmarla en rápidos apuntes. En excursiones por Castilla le debo muchas enseñanzas; cada castillo, cada plaza, cada monasterio, cada iglesia, era magníficamente descrita en su arquitectura y en su historia. Durante la guerra, cuando tantos problemas le acuciaban, me escribe: “Estoy muy decaído con esta guerra civil que tiene cariz de durar mucho tiempo y destrozar toda la riqueza artística, la economía y segar las vidas de una generación... cada bombardeo en una y otra ciudad me duele como si fuera en propia carne...”». Durante su exilio participó en la fundación del Instituto de Estudios Médicos y Biológicos de la UNAM. Volvió a España y fue profesor de neuropatología y director del Laboratorio de Fisiología de Cajal y del Hospital Provincial. Sus últimos trabajos investigaron el sueño experimentalmente.


LOS 600 RETRATOS MÁS EXTRAÑOS DEL MUNDO

«El que en ellas aparece retratado fue reuniendo, con los ahorros que su modesto sueldo le permitía, hasta tres mil pesetas, que invirtió luego, totalmente, en hacerse seiscientos retratos, en las posturas más distintas y arbitrarias, como puede verse en las fotografías reproducidas en esta información»

Entre los interesantes documentos de la reciente Exposición de obras de enfermos mentales, en el Instituto Cajal, figuraron, presentadas por el doctor Lafora, estas curiosísimas fotografías, pertenecientes al archivo del ilustre médico. El que en ellas aparece retratado fue reuniendo, con los ahorros que su modesto sueldo le permitía, hasta tres mil pesetas, que invirtió luego, totalmente, en hacerse seiscientos retratos, en las posturas más distintas y arbitrarias, como puede verse en las fotografías reproducidas en esta información. Los dibujos actuales de un demente que quizá fue seminarista enfermo, pasiblemente, tuvo una educación religiosa, se formó en un medio cristiano y hasta quizá fue seminarista. Vea, en cambio, sus dibujos. Son una persecución obsesionante de sacerdotes y religiosas. El recurre a todos los medios imaginables para perseguir y matar a los curas. Encarcelamientos, trabajos forzados, ejecuciones, hogueras. Habla el doctor Camino Galicia ante unos cuantos cartones debidos a un enfermo que él tuvo en sus clínicas hace diez años. En esos dibujos, de un gran interés por cómo revelan un estado de ánimo y una sensibilidad torturada por el afán de exterminio de una determinada actividad, curas y monjas son muertos por numerosos procedimientos distintos. Entre éstos está el de un avión que sube con una gran jaula llena de sacerdotes, y después, cuando ya vuela a una altura considerable, abre la jaula para que aquéllos caigan y se estrellen. En otro cartón, curas y obispos son ejecutados con gran aparato, mientras sobre un tablado toca una orquesta, al lado de la cual está un esqueleto.

Varias imágenes incluidas en el reportaje y Exposición (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

Varias imágenes incluidas en el reportaje y Exposición (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

«Sabido es que en la vida de los manicomios lo místico y lo erótico se unen muchas veces en un mismo enfermo»

—Es frecuente, como le digo —habla el doctor Camino Galicia otra vez—, en los enfermos mentales, el hecho de unas manifestaciones artísticas totalmente contrarias a su espíritu y su vida anteriores. Yo recuerdo, por ejemplo, haber tratado a uno que durante su enfermedad hizo un busto de la Virgen con una unción y una expresión verdaderamente admirables y fervorosas. Y el hombre, una vez curado, me decía: «Pero, doctor, ¿cómo he podido yo hacer esto? Soy ateo, no he tenido una formación religiosa, mis padres no fueron creyentes. En mi vida he ido a una iglesia.» Inexplicable; pero cierto, y hasta frecuente.

La campaña oficial psiquiátrica está ahora en un momento de gran interés, certeramente orientada por la capacidad y el esfuerzo del doctor Germain. Cuadros, dibujos, esculturas, trabajos y versos de enfermos mentales han sido expuestos en varias salas. Especialistas ilustres —Lafora, Vallejo Nájera, Camino Galicia...— han aportado algunos interesantes objetos de sus colecciones privadas. Otros trabajos expuestos proceden de los establecimientos oficiales dedicados al tratamiento de estas enfermedades. Esta Exposición tiene un gran interés. Pasa por ella la emoción profunda de ese estado de nieblas en que cae el hombre cuando la razón falta, desviada de su ruta normal. Unas veces, ante esos dibujos y esos objetos, es una sensación ligera, irónica, de juego y de burla; pero otras es una sacudida áspera, un hondo tirón sobre la sensibilidad, ante aquella presencia de la locura en toda su tremenda y sombría verdad. Como, por ejemplo, en esos dibujos, tomados del natural, de unos cuantos rostros de locos: la expresión mística, la expresión indiferente, la expresión colérica, la expresión dolorida, la expresión alucinada... Los rostros tienen una profunda expresión. Es frecuente también en este tipo de enfermos la expresión de un estado espiritual ambivalente; es decir, dos manifestaciones que se contradicen, que son enemigas y que, sin embargo, aparecen juntas. Por ejemplo, misticismo y erotismo. Sabido es que en la vida de los manicomios lo místico y lo erótico se unen muchas veces en un mismo enfermo. Así, también, como un reflejo de ella, en sus manifestaciones artísticas: símbolos de amor carnal junto a símbolos y atributos de la fe religiosa. En esta Exposición hay algunos ejemplos de ello. En un cartón, dibujado por un demente precoz, se ve a un sacerdote que reza el Rosario, y cerca, una muchacha de bata cortísima fuma y deja ver su cuerpo semidesnudo.

Cuadros y dibujos realizados por pacientes y expuestos por Lafora (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

Cuadros y dibujos realizados por pacientes y expuestos por Lafora (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

 

LOS TEMAS FRECUENTES: LA MANÍA CLOWNESCA. LA SIMULACIÓN

«Ese enfermo adopta constantemente gestos y actitudes de clowns; le gusta vestirse con prendas que recuerden los trajes de los payasos»

Otras veces se desprende de los objetos aquí expuestos una emoción de fe y de religiosidad. Hay un monumento en madera a San Juan de Dios, Apóstol de la Caridad: el Santo aparece rodeado por representantes de las cinco partes del mundo. La muerte, lo religioso, lo sexual, son temas frecuentes de este arte de los locos. «La pureza y los pecados capitales» es un interesante dibujo de experta coloración. «Cómo empieza la hermosura», «Cómo acaba la hermosura», son dos cartones que renuevan el tema eterno de la juventud y de la muerte: un fino rostro de muchacha y una calavera bajo un manto negro. Junto a algunos de los dibujos expuestos —de la colección presentada por uno de los médicos especialistas—están las reproducciones de dos dibujos vanguardistas, debidos a artistas normales. Y, efectivamente, no sólo no hay diferencia, sino que hay identidad entre lo hecho por el artista y lo hecho por el enfermo. Otro de los dibujos curiosos es un clown, con el rostro recortado de una fotografía del propio enfermo. Responde este dibujo a la manía clownesca o bufonesca. Ese enfermo, efectivamente, adopta constantemente gestos y actitudes de clowns; le gusta vestirse con prendas que recuerden los trajes de los payasos; se deja el pelo una punta que recuerde a la que los clowns llevan en su cabeza. Y ha expresado todo oso dibujando un clown, al que ha puesto, recortándolo de una fotografía, su propio rostro. Un hecho también frecuente en este arte de los enfermos mentales es el de la simulación, del disfraz. Dibujos, por ejemplo, que tienen un determinado sentido y que parecen responder a una determinada concepción, ocultan —se advierte fijándose detenidamente— un detalle que contradice aquel sentido. Es decir: hay un afán de engaño y de simulación. Hay un gran óleo —Salón de estancia del Sanatorio— debido a un paranoico recluido en Ciempozuelos. A pesar de su factura ingenua, del lienzo se desprende una cierta emoción. Aquellas expresiones, aquellas actitudes, son todo el dolor de la locura.

Algunos de los dibujos de la exposición (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

Algunos de los dibujos de la exposición (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

MÁS DE VEINTE MIL PRENDAS HECHAS POR LOS LOCOS EN UN AÑO

«Ganaba mensualmente ciento veinticinco pesetas que, ahorrando dinero hasta reunir tres mil pesetas, que empleó íntegramente en hacerse aquella colección de fotografías»

A la colección del doctor Lafora pertenece una serie de fotografías de un mismo paranoico, en posturas pintorescas y absurdas, con un hábito nazareno, con una cruz algunas veces. Este hombre ganaba mensualmente ciento veinticinco pesetas que, ahorrando dinero hasta reunir tres mil pesetas, que empleó íntegramente en hacerse aquella colección de fotografías, en que lo grotesco determina, por contraste, una reacción de dolor. Hay, además, objetos numerosísimos —juguetes, barcos, muñecos, muebles, bastones, mascarillas, coronas, jarrones—hechos en papel, o en cartón, o en madera, o con pan mascado. Finas labores de encajes castellanos hechos por las mujeres recluidas en el Sanatorio Psiquiátrico de Palencia. Prendas de vestir debidas a las enfermas recluidas en Valladolid. Estas mujeres, en el último año, han hecho en los talleres de confección de su establecimiento las prendas siguientes: 1.700 camisas, 1.500 calzoncillos, 700 chaquetas, 300 pellizas, 1.500 pantalones, 800 chalecos, 500 blusas, 600 colchones, 1.900 sábanas, 1.900 fundas, 1.500 calcetines, 2.000 pañuelos, 300 blusas para los médicos, practicantes, enfermeros y resto del personal: 900 camisas de mujer, 900 enaguas, 1.000 delantales, 900 pares de medias, 300 abrigos, 300 vestidos, 900 batas...

El Hospital de Ciempozuelos en un cuadro expuesto en la Exposición (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

El Hospital de Ciempozuelos en un cuadro expuesto en la Exposición (Mundo Gráfico, diciembre de 1935)

LOS VERSOS DE LOS DEMENTES

Se exponen, además, versos. He aquí unas estrofas, hechas por un ex militar —loco moral y toxicómano— en el Hospital Psiquiátrico de Nuestra Señora de la Visitación, en Toledo:

Que estamos entre locos,

¡Qué disparate!

No piensen mis lectores que desvarío;

Si antes eran dementes,

hoy son orates todos estos queridos amigos míos.

Es una palabrita digna de encomio,

y como aquí se come,

les recomiendo destierren la palabra de manicomio

y se llame a esta casa manicomiendo.

Si son los que practican los practicantes,

y los de la cocina, los cocineros, ¿no debiera decirse los cocinantes

y llamarse a los otros los practiqueros?

Si los que nos vigilan son vigilantes

y los que tienen casas son los caseros,

¿Por qué los de las casas no son casantes

y no son enfermantes» los enfermeros?...

 

He aquí otros versos, hechos por un enfermo del Sanatorio de Ciempozuelos:

¡Qué viaje ¡ Qué desvarío!

En llegando a la estación,

uno se mete en un lio

de los de marca mayor.

¡Qué miradas terroríficas de algunos viajeros!

Sus ojos son reverberos de corrientes radiográficas.

«¡Yo soy Dios!», el uno grita.

«¡Soy el káiser!», otro exclama.

«¡Yo el rey!», dice en la ventana uno que manos agita.

«¡Abajo todo lo existente!», grita un viejo acalorado,

«¡No quede un sólo tinglado!», dice otro chico demente.

Elevo mi vista al cielo

en demanda de piedad.

Una voz en la rotunda

dice a gritos: «Ciempozuelos,

dos minutos.

Parada y fonda

para toda la eternidad»