«Lili Marleen» en España


Fue «la primera vamp». En tres ocasiones, cuando tenía sesenta años, Marlene Dietrich visitó España. Actuó en el Retiro, donde enmudeció a una multitud con «Lili Marleen». En Valencia tocó junto a los rockeros Vince Taylor o Johnny Hallyday. Uno de los testigos fue José Luis Garci, que publicó una hermosa crónica

 

Llegó el 3 de julio de 1960, contratada por la sala de fiestas Pavillon (la actual Casa de Vacas, que fue sala de fiestas hasta 1979. Años después fue destruida por un incendio), en el Retiro. Hizo su aparición bajando las escaleras del avión ante una multitud que se abalanzó hacia ella. Rodeada de decenas de periodistas y en medio de chillidos de cientos de fans, recibió un ramo de flores y se dispuso a conocer España, donde actuó el día 10 en una sala abarrotada, donde no cabía un alma, incluso fuera, en el exterior.

Se quedó un par de semanas más, asistiendo incluso a una corrida de toros. No fue la última vez que nos visitó. En enero de 1960, el programa de Televisión Española La Gran Parada, que se emitía la noche de los domingos, anunció la actuación de Dietrich, pero no sabemos si con motivo de su visita llegó a grabar. La prensa española, una y otra vez, se refería a ella como la «abuela más famosa» y la «vamp más celebrada». La pionera y gran periodista Josefina de Carabias, que había escrito sobre ella desde los años treinta («Las vampiresas del cine. Cómo Marlene Dietrich renunció a ser gran dama y se hizo “mujer fatal”», en Crónica, 10 de junio de 1934), pudo reunirse con ella.

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Varias imágenes de la llegada de Dietrich al aeropuerto de Barajas (Madrid). Fotografías: EFE

Varias imágenes de la llegada de Dietrich al aeropuerto de Barajas (Madrid). Fotografías: EFE

Fotografía: Francisco Ontañón

VALENCIA, DIETRICH Y EL ROCK AND ROLL

Regresó el 2 de diciembre de 1962, pero en aquella ocasión solamente visitó Barcelona. A los pies del avión la esperaba Montserrat Campmany («Hija mayor» de Cataluña) para una aparición en el programa Amigos del martes. Al año siguiente (en un dato que se le escapó a Garcí) visitó por tercera vez España, concretamente Valencia, para asistir a las Fallas y actuar en una sala, en un parador convertido en un insólito lugar para grandes artistas, pero su paso por la ciudad quedó ensombrecido por el plante a la prensa. Aquel año de 1963, en el Parador del Foc de Valencia, además de ella, actuaron Johnny Hallyday, Jayne Mansfield (que se quedaría luego en Madrid durante unos días), Vince Taylor, Ennio Sangiusto, Salomé y Franz Johan y Chicho Gordillo. Repitió algo que había hecho en su primera visita, en Madrid: asistir a una corrida de toros. Con entrega de claveles al novillero Joselillo incluida.

 

Dietrich en una corrida de toros en Las Ventas. Fotografía: Getty Images

Dietrich en una corrida de toros en Las Ventas. Fotografía: Getty Images

La llegada de Dietrich a Barcelona relatada por La Hoja del Lunes (3 de diciembre de 1962)

La llegada de Dietrich a Barcelona relatada por La Hoja del Lunes (3 de diciembre de 1962)

Josefina Carabias junto a Dietrich. Fotografía: Ayuntamiento de Arenas de San Pedro

Josefina Carabias junto a Dietrich. Fotografía: Ayuntamiento de Arenas de San Pedro

Dietrich en Barcelona (Diario de Burgos, 5 de diciembre de 1962)

Dietrich en Barcelona (Diario de Burgos, 5 de diciembre de 1962)

GARCI Y LA EMOCIÓN EN EL RETIRO

«Tenía la voz oscura, densa, enérgica y un poco turbia. Cantó en inglés, en alemán y en francés»

El 7 de mayo de 1992 el periódico ABC publica la noticia del fallecimiento de Dietrich el día anterior en su casa de París cuando esta tenía 90 años y que acompaña con un artículo del director y crítico de cine José Luis Garci, donde rememora la histórica visita a Madrid:

 

Durante el verano de 1960, recién terminado el Preu, me enamoré de una chica que estudiaba Idiomas, preparé las oposiciones para entrar en el Banco Ibérico y oí cantar en el Retiro a Marlene Dietrich. Fue una noche de julio, en Pavillón, a dos pasos del Estanque. Los árboles nos defendían de los yacimientos de calor que llegaban de Ventas y de Atocha. Junto a la puerta de aquella bonita sala de fiestas había un luminoso de neón, rosado, en vertical, «Marlene», y muchos coches aparcados, diez o doce. También llegaban taxis sin parar a un parque del Retiro que nunca fue más Prater, a un Madrid que parecía Viena. La chica que estudiaba idiomas y yo, bien cogidos de la mano, fuimos de los primeros en pillar sitio al lado de la tapia trasera. Pavillón se llenó, desde luego, pero en los alrededores no cabía un curioso más. Gentes de toda condición, que en ningún otro lugar hubiérase reunido, que dijo Don Jacinto, comunicábase allí su regocijo y su nerviosismo. Marlene, a punto de cumplir 60, «la abuela más joven del mundo» empezó a cantar a eso de las doce. Tenía la voz oscura, densa, enérgica y un poco turbia. Cantó en inglés, en alemán y en francés. Pero mi amiga apenas pudo traducirme unas palabras. En alemán no cogió nada. En inglés, «love», «darling» y poco más. Tuvo que ser mi francés del bachillerato quien rescatara «amants» y «París, París, ville d’amour»... Solo cuando, al final, aquella rubia de los años treinta cantó «Lili Marleen» la muchedumbre movió la cabeza, a un lado, a otro, muy despacio, sonrió y aplaudió con fuerza. Y eso fue todo. Antes de la una, todos a casa. Ay, si Marlene nos hubiera visto allí, sentados en el suelo, fumando, alrededor de la tapia, bebiendo agua de las fuentes cercanas, habría creído sin duda que nosotros éramos las tropas, sin uniforme, de otro frente aliado. La chica que estudiaba idiomas se dio cuenta, mientras salíamos hacia O’Donell, que tendría que seguir acudiendo a la academia mucho tiempo. Para animarla, yo le dije «I love you», en mi mejor estilo Mangold, pero ella era muy tímida y no pudo —o no supo— decirme: «Me too».

La tercera visita a España, en marzo de 1963, esta vez a Valencia (Diario de Burgos, 16 de marzo de 1963)

La tercera visita a España, en marzo de 1963, esta vez a Valencia (Diario de Burgos, 16 de marzo de 1963)

Fotografía: Luis Vidal Vidal

Fotografía: Luis Vidal Vidal

En Valencia, durante una corrida de toros (1963)

En Valencia, durante una corrida de toros (1963)

Marlene tenía un estilo heredado de los años 20, que languideció con su tiempo. Sus cejas eran tan finas que no llegaron a ser exóticas. Y el «rouge», como muy bien descubrió Mercedes d’Acosta, uno de sus grandes amores, no le iba en absoluto. Pero otros amores de Marlene, Jean Gabin y Érich Maria Remarque, por ejemplo, descubrieron en ella una maravillosa mujer de su casa, una cocinera de asombro y una prusiana suave y ligera. Más que sus muslos legendarios, los hombres de los treinta amaron aquellos pantaloncitos con puntillas que se entreveían cuando se sentaba y, sobre todo, las medias negras que sujetaban unas inglés poderosas, limpias y algo anatadas. El milagro de transformar aquella alemanota en una estilizada chica Penagos, lo hicieron a medias Sternberg, el fotógrafo Lee Garmes, algo de niebla y los geniales chicos y chicas que peinaban, maquillaban y vestían en Paramount. Reina del claroscuro, Marlene absorbió como ninguna la luz cruzada de los estudios, los proyectores laterales y la bruma de los difusores. Suyo será siempre todo el «glamour» del «kitsch». Me gusta en Ángel, de Lubitsch, y me fascina en Marruecos, en esa ramera que sigue a los legionarios por un desierto californiano y que pierde la cabeza por Gary Cooper cuando este graba su nombre —Amy Jolly—, rodada en 1978. Paralelamente, desarrolló una carrera como cantante que la hizo viajar de un extremo a otro del mundo en actuaciones en directo. A España vino el 3 de julio de 1960 y el 2 de diciembre de 1962. El encanto de la gran Marlene seguía funcionando e incluso su ocaso era rubricado por los piropos masculinos que jalonaron su carrera. Cercana a cumplir los ochenta años decidió retirarse y se refugió en su casa de París, donde no toleraba ninguna entrevista con periodistas, ni ninguna cámara frente a su cara.

[…] Imagino a Marlene en «Villa Luisiana», aquel hotelito que Felipe Trigo tenía por la Ciudad Lineal. La imagino abandonando al escritor, subiéndose en la «limousine», alejándose por Arturo Soria, mientras el cielo se vuelve violeta y en algunos ventorros con jardín los últimos noctámbulos juegan a la rana borrachos de anís. Justo en ese instante, y con esa elegancia que no se hereda, Felipe Trigo se suicida. Terminan los años veinte. Para Marlene empieza la vida. Mañana, hoy ya, 7 de mayo, saldré a rodar muy temprano. Sé que va a ser un buen día para filmar amaneceres.

José Luis Garcí

La actriz y cantante, en una corrida de toros en Valencia, entrega claveles a un novillero (Imperio, 16 de marzo de 1963)

Cartel de su actuación en Valencia

Cartel de su actuación en Valencia