La religión de los intocables

Las impresionantes imágenes de los predicadores que han desafiado a la muerte convencidos de que la serpiente no puede morderles. Su creador, George Went Hensley, murió por una mordedura.

El ritual de la serpiente, como símbolo de la lucha del bien contra el mal y comunicación con Dios tiene su origen en los Apalaches a comienzos del siglo veinte. La práctica se basa en la interpretación estricta de un pasaje bíblico del Evangelio según San Marcos: «En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán» (16:17-18).

Muy posiblemente, fue introducido por el reverendo George Went Hensley (1880–1955) perteneciente a la Church of God Holiness alrededor de 1910, para luego extenderse su práctica por casi todo el Sur de los Estados Unidos. Los practicantes aseguran que el poder de Dios los hace inmunes al veneno de la serpiente, que sostienen en alto y hablan como si fuese Satán con forma animal. Incluso afirman que podrían beber su veneno y no sufrir ningún mal. Lo cierto es que, precisamente, el mismo Hensley murió en julio de 1955 por la mordedura de una serpiente durante un ritual en Altha, Florida. No fue el único. Durante décadas han sido muchos los fallecidos por mordeduras, habiéndose registrado un centenar de casos. Desde entonces, lejos de decaer su práctica esta ha aumentado, dando lugar a redadas y detenciones por la cría y comercio de especies de serpientes destinadas a esta práctica en aquellos estados en que esta no es legal. Cualquiera puede tomar en sus manos las serpientes de cascabel (a veces incluso dos al mismo tiempo), que incomprensiblemente con frecuencia no muerden, lo que ha generado toda clase de teorías entre los expertos en el cuidado de serpientes. Quizás, el hecho de no atacar y morder a predicadores y feligreses, se deba al aturdimiento; en los servicios religiosos suele acompañarse el acto de música en directo y gritos de los asistentes. Las serpientes, cuando son extraídas de las cestas, parecen aturdidas y puede que ello haga que no muerdan. O puede que no. Quizás, como sostiene la religión de los «intocables» todo se deba al gran poder de Dios.