La película que escribió Ulrike Meinhof


Bambule, una película para televisión escrita por Meinhof, no llegó a estrenarse nunca. Días antes participó en un intento de evasión de Andreas Baader y se convirtió en la enemiga pública nº 1 de Alemania

 

Aún no era una figura conocida en Alemania y el mundo entero. Todavía pasarían algunos años antes de los suicidios (incluido el suyo) en la infame prisión de Stammheim. Trabajaba como periodista ocasional, escritora furiosa y también como guionista. Antes de pasar a la clandestinidad, escribió una película televisiva titulada Bambule (que significa «Revuelta») y que se publicaría como libro gracias a Icaria en 1978 y que la traduciría por nada más y nada menos que «Pajarraca».

El argumento era una reactualización del imaginario Angry Young Men pero en clave femenina: intentaba reflejar el clima de opresión, educación fascista y sometimiento de un correccional alemán de mujeres, una cárcel en miniatura, invisible y despiadada. Lo que sucedía era igualmente obvio, una revuelta carcelaria. En palabras de Meinhof «la violencia engendra contraviolencia y a una presión le sigue otra presión de signo contrario. Los actos de rebeldía que se realizan en los correccionales se desarrollan siempre de una forma espontánea y desorganizada, sin planes previos; así se suceden indistintamente la rebelión, oposición, el motín o la “Bambule”»

Estaba prevista su emisión en mayo de 1970, pero se canceló cuando la foto de Ulrike Meinhof aparecía junto a Andreas Baader como miembros de la Baader-Meinhof, primera versión de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), que libraba una guerra abierta contra la policía, los políticos y los banqueros. Apenas dos semanas antes de su estreno, Ulrike había participado en una acción para liberar a Baader, entonces en prisión.

El guión estaba inspirado en un trabajo de campo de Meinhof, cuando se entrevistó con varias chicas encerradas en Eichenhof, un duro correccional, que en la película aparece con otro nombre. En Bambule, sin embargo, no hay grandes rebeliones. Todo es sistemáticamente castigado con inusitada dureza: el fumar cigarrillos, escribir un grafiti o poner a los ¡Bee Gees! Todo lo que contaba, o al menos la historia sobre la que giraba Bambule, había aparecido en 1966, como artículos, en varias piezas que publicó en la revista izquierdista Konkret, de la que era una de sus redactoras.

Ulrike, poco después, comprendería los rigores y la extrema violencia del confinamiento. El control era total. El control se aprende. El final, como en su película, era trágico. Tras los muros no había nada.