La más bella Danza Macabra


Uno de los más bellos manuscritos iluminados de danzas macabras es una obra del siglo XVI que muestra un desfile de parcas. Uno de los más cuidados memento mori

La muerte visita a todos por igual, les interpela, los lleva de la mano. Tiene su propio plan trazado, algo que demuestra en este bellísimo manuscrito iluminado del siglo XVI, una Danza Macabra en tres actos que recoge decenas de cuidadas ilustraciones en las que la Muerte dialoga con distintas personas, cortesanos, mujeres, reyes, obispos. «La danza macabra es un género literario y figurativo muy popular al final de la Baja Edad Media que se proyectó a lo largo de las Edades Moderna y Contemporánea coincidiendo con periodos de graves crisis demográficas. Examinada en su conjunto, es una gran sátira social que contempla la Muerte como elemento unificador de toda la humanidad, con independencia de cualquier tipo de escala económica, estamento o grupo social. Aunque durante el siglo XIV esta idea fue fomentada esencialmente por las órdenes mendicantes, la universal validez del mensaje explica la fortuna iconográfica de la danza de la Muerte a lo largo de los siglos XV y XVI y su rápida expansión hasta convertirse en un tema recurrente en las artes plásticas, sermones, poesía y teatro de la Baja Edad Media y Primer Renacimiento. Es muy discutido saber si la danza macabra apareció antes en las artes plásticas o en las escénicas. Al no ser un tema doctrinal, sino alegórico, popular y vinculado a la literatura sapiencial, las formas de representarla son muy diversas, relacionándose siempre con los tópicos del ubi sunt, memento mori, vanitas vanitatum y mundus inversus. Desde el punto de vista de las artes figurativas, se representa una o varias personificaciones de la Muerte que se apropian de un variable número de vivos, siguiendo un orden jerárquico. Con el paso del tiempo, la Muerte personificada se convirtió en un muerto concreto representado, bien como esqueleto, bien como cadáver en proceso de putrefacción, entendiéndose en ambos casos como el doble especular del vivo. De ese modo, frente a la jerarquía estamental, expresada por medio de la indumentaria, la homogénea imagen del muerto contribuía a subrayar el poder unificador de la Muerte» (Herbert González Zymla, La danza macabra. Universidad Complutense de Madrid).

Este manuscrito, del que no se sabe con exactitud su fecha de realización, pero sí que se trata del siglo XVI, perteneciente a la Biblioteca Nacional Francesa, es uno de los ejemplos más bellos de Danzas Macabras.