¡San Felipe es punk!: una entrevista con uno de los primeros punks mexicanos, el gran Polo Pepo, el rey de San Felipe


Desde hace años hemos coreado el himno punk «San Felipe es punk» del gran Polo Pepo, un personaje que nos parecía misterioso e incluso un fake, alguien inexistente, pero una cohorte de fans y coleccionistas buscaron su rastro hasta dar con él. Yecatl, punk mexicano, lo conoció y entrevistó. Y lo que contó es historia viva y emocionante de un movimiento que en las más difíciles condiciones se enfrentó al orden y la ley. Infinitas gracias tanto a Yecatl como a Paco, del sello La Vida es un Mus (uno de los más respetados a nivel mundial y que ha reeditado el disco de culto de Polo Pepo) y agent provocateur residente en Londres. Con todos ustedes, ¡Polo Pepo!

¿Cómo empieza todo para Polo Pepo?

Yo desde un principió aprendí lo artístico, la música. Mi tío tocaba sus huapangos (1) y teníamos un cantón [casa] en la Anáhuac donde había un tapanco gigante, inmenso, y ahí teníamos una tienda y mi tío le vendía cerveza a la gente de las fábricas. Llegaban diez o quince gentes, todos chambeadores [trabajadores obreros]. Por ahí estaba la Peerles, las fundidoras grandes, Firestone, un montón de empresas por la calle de Mariano Escobedo. Ahí mi tío les vendía sus alcoholes. Tenia una mesa larga de todo lo que había en ese tiempo: rones, tequilas, etc. Y una bodega llena de cartones de cerveza. A eso se dedicaba mi tío y además les tocaba huapangos. A veces traía a todo el conjunto de son jarocho. En esa época empezábamos a escuchar rock and roll.

«En una orilla del norte hay una gran tradición, donde el tiempo se detiene a ritmo de rock y punk. Es en esa San Felipe donde nació el movimiento punk, abanderados aún por el Polo Pepo. Si nos quieres conocer, no te vayas a perder. Sólo tienes que seguir las aguas del Gran Canal…»

Polo Pepo en la actualidad junto a Yecatl, autor de la entrevista. Fotografía: Archivo La Vida Es Un Mus

Polo Pepo en la actualidad junto a Yecatl, autor de la entrevista. Fotografía: Archivo La Vida Es Un Mus

¿De qué años estamos hablando?

 Pos de un chorrocientos, mano. Yo todavía no llegaba ni a los 12 años.


«Los discos eran muy caros. Nunca compré tantos discos por falta de dinero. Para mí lo importante era tocar rock and roll. Revistas y entrevistas eran cosas muy raras. Grabar discos era aún más raro»


¿En qué año naciste?

 Nací en 1948. Tengo 70 años ahora. A los 15 o 16 años ya estaba yo tocando en una carpa que estaba en Tacuba. Incluso ya tocábamos hasta «El Surf del Pájaro» (2)  que muchos años después tocamos con Polo Pepo. Se llenaba la carpa. Había un tapanco y ahí estaba el baterista, un clarinetista y casi una orquesta que tocaba mambos y danzones y las vedetes bailando con sus medias agujeradas (risas), pues era un teatro pero de muy baja categoría. Luego llegaban empresarios para contratar artistas para llevarlos a tocar a clubs nocturnos que había en aquel tiempo. Nosotros de ahí salimos. Éramos chavos medio nice y bien rockeros y nos daba gusto tener público. Llegamos ahí porque nos invitó un amigo de Santa Julia. Luego también íbamos a la Roma y a la Condesa cuando aún no era popular. Los chavos de por ahí nos contrataban.

Una verdadera rareza de fotografía. Polo Pepo como bajista en su adolescencia. Fotografía: Archivo La Vida Es un Mus

Una verdadera rareza de fotografía. Polo Pepo como bajista en su adolescencia. Fotografía: Archivo La Vida Es un Mus

En frente de donde yo vivía había una fábrica y el dueño vivía por la Roma/Condesa y sus sobrinos eran chavos acá (3) como nosotros. Nos contrataban e íbamos a cantarles a esos rumbos a unas vecindades enormes, con muchos patios. Ahí cualquiera hacía sus fiestas y a chupar machín y además había dinero.
Para un obrero el sueldo mínimo eran 25 pesos a la semana, y cuando íbamos a tocar nos daban 800 o 900 pesos. Sin querer se fue convirtiendo en un empleo.
Yo así aprendí qué era la música y había que tener cuidado porque el mas grande siempre te quería dar en la madre (4). Había güeyes que en el escenario hasta te madreaban. Cosas muy gruesas para uno que estaba morro (5) y que hasta había ido a la Escuela Nacional de Música y queríamos ser acá. Yo era muy flaco y tocaba el bajo. Ya tocábamos todo lo de la ola inglesa además The Animals y muchas cosas de aquel tiempo.

¿Cómo de difícil era conseguir discos entonces?

Eran muy caros. Nunca compré tantos discos por falta de dinero. Para mí lo importante era tocar rock and roll. Revistas y entrevistas eran cosas muy raras. Grabar discos era aún más raro. Después vino Avándaro (6) y también me fui a Tijuana. Allá vi grupos machines (7) tocando. Estaba morro y yo era un vagabundo en Tijuana. Así estuve casi dos años y me regresé. Ya de vuelta armé otro grupo.

Polo Pepo en sus primeras bandas ye-yé. Fotografía: Archivo La Vida Es un Mus

Polo Pepo en sus primeras bandas ye-yé. Fotografía: Archivo La Vida Es un Mus

¿Después de Avándaro te lanzaste a Tijuas?

Antes de Avándaro. Ya cuando regresamos de Tijuana veníamos con la mata larga, fumando café y comiendo peyote. Ya nos habíamos transformado, ya no éramos broncas, ya éramos paz y amor.


¿Antes de topar el cotorreo de peace and love tú te considerabas un rockero?

Nosotros siempre nos consideramos así pero en Tijuana estaban los monstruos del rock de aquella época y eran unas eminencias. Todo lo nuevo que salía en Estados Unidos y en Inglaterra ya sonaba en los tugurios de Tijuana y esos lugares eran comerciales. Ya existían un montón de grupos como Peace and Love. A mi lo que me gustaba mucho era que a Tijuana llegaban gentes de otras partes del mundo a tocar. A los clubs venían grupos de Estados Unidos y ahí sí veías soul de veras, blues de veras. Al final tuve problemas con gente de allá y mejor me regresé. Reinicié mi vida aquí pero ya tenia muchos conocidos, mucha banda. Empecé a tocar allá en la Porvenir con otros chavos. Mi madre compró unos terrenos en la San Felipe de Jesús y se vinieron para acá, yo solamente venia de visita. Tiempo después decidí quedarme por estos rumbos. Pero acá estaba mas grueso, mas indómito, más acá (8).

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Sabemos que después de Avándaro vino una ola de represión contra los rocanroleros. ¿Cómo la viviste tú?

 Ya de por sí la había antes de Avándaro, después fue todavía más grueso (9). A Avándaro llegamos el viernes, la lluvia cayó fuerte, despertamos cuando estaba tocando El Ritual, hicimos una rueda, éramos siete canijos y estuvimos viajando. Nos gustaba viajar.  


Se dice que la gente que fue a Avándaro en su mayoría era gente de dinero…

En esa época la gente que fue a Avándaro aunque no fuera gente de dinero todos tenían casa y estaban haciendo una carrera. Nosotros éramos gente que tuvo oportunidad de ir a la escuela secundaria, nuestros familiares tenían casas y negocios. Pero también fuimos la primera generación joven que fumó la motita. La única gente que fumaba mota en el México de antes eran los que recogían la basura, pepenadores (10) que andaban con sus cajas de cartón y que forjaban con papel estraza. En aquella época te subías a los autobuses, se podía fumar tabaco en el autobús y te encontrabas a uno que otro, ya gente mayor hasta el fondo, con su periódico, leyendo y fumando mota. No dejaban escapar ni una voluta. Nos avergonzábamos un poco en aquella época porque la gente que fumaba mota era mal vista pero con la mota nos dimos cuenta que podíamos durar mucho tiempo tocando, meditando, cotorreando, abriendo el mundo del entendimiento, de la fantasía. Porque estábamos acá con los sentidos bien machín y durábamos más que estar chupando. Chupando, nos acabábamos dos o tres botellas y valíamos madres.

¿Se veía cocaína en aquella época?

Sí, pero para gente de dinero. Doctores y profesionistas. Ya mucho tiempo después yo me clavé en la coca y la necesitaba para tocar pero parecía que yo no tenía sentimientos. En cambio con la mota el sentimiento ahí estaba.

«Llevábamos el pelo largo, collares, éramos hippies solo que la represión dejo de ser fuerte en el centro pero cuando íbamos a la San Felipe o a lugares de las periferias la policía nos paraba por como vestíamos»  

¿En aquel entonces dónde conectabas mota?

Yo iba a la colonia Morelos o a Tepito y había chavos que pasaban corriendo y te arrebataban el cartón después de que comprabas y se metían corriendo a alguna vecindad (11). Había toques (12) de a 20 pesos, de a peseta, de a 30, de a 15. Algunas veces tocamos en La Fuente, ahí en San Juan de Letrán y Salto del Agua, un lugar que fue famoso, por ahí también conectábamos con un viejito chido que vendía ahí por las fábricas. También por Comonfort, en la Lagunilla. Por eso hubo muchos artistas y músicos por esas zonas, porque todos flotaban en la misma fantasía de la creación.

 «La ley siempre estuvo gruesa pero aprendimos a darles, a sobornarlos»

¿Y la tira (13)?

Pues pesada. Nosotros llevábamos el pelo largo, collares, éramos hippies solo que la represión dejo de ser fuerte en el centro pero cuando íbamos a la San Felipe o a lugares de las periferias la policía nos paraba por como vestíamos.   En otros lados era mas común pero te digo que nosotros llegamos a colonizar la Sanfe. La ley siempre estuvo gruesa pero aprendimos a darles, a sobornarlos. Se podría decir que mi generación echó a perder el país porque nosotros veíamos que esos güeyes no ganaban buen dinero y les pasábamos dinero por debajo del agua porque hasta por orinar en la calle terminabas en la comisaría.

¿En qué año llegaste a la Sanfe?

 Yo tenía como 12 años. Cuando llegamos todo era campo y aquí construimos. Sufriendo igual que toda la gente. Llegué a trabajar como obrero pero mi fuerte era ganar mucho más dinero los fines de semana tocando con cualquier grupito. Teníamos uno y luego otro pero eso sí, durábamos más que ahora. Pero después de que te afiliabas al sindicato te mandaban a diferentes eventos a tocar y ahí te tenías que despedir de tu primer amor que era el rock y empezar a tocar otras cosas.

¿Cómo vives la transición del rocanrol setentero al punk?

En esas épocas de repente se vino toda la música electrónica y de sintetizadores, efectos, lo progresivo, eso nos hacía sentir menos como músicos porque no teníamos los recursos para comprar todo eso. Uno como rockero anhelaba los solos y las guitarras más simples y vimos que en el punk no se necesitaba tanta habilidad ni equipo. Así volvimos a retomar el rocanrol y a tocar las guitarras pelonas y entonces nos sentimos de nuevo ahí. Sin necesitar de virtuosismo. El problema era cantar en español. Cuando queríamos cantar en español nos salían puras mentadas de madre (14). El único que pudo en ese tiempo cantar en español fue Alejandro Lora pero la demás gente que cantaba en español no nos gustaba, nos sonaban a baladas. Creo que éramos muy malinchistas (15) porque queríamos ser como los gringos o como los ingleses. Por la zona de la Sanfe había ya gente tocando rocanrol y fue cuando conocí a mi amigo Javier Baviera, fundador del Rebel’D Punk. Yo a ese güey lo veía con sus pelos parados y su ropa extraña y me impresionó mucho. Gente así yo solo la había visto en fotos, como a David Bowie. En ese momento me enseñaron a los Ramones y no me gustaron porque me parecían chocantes al principio. Después entendí mejor que era una evolución del rocanrol que a mi me gustaba porque cuando entró el progresivo ya nadie pelaba a los Creedence ni la música guitarrera hasta que llego el punk. Esa madre (16) le llego a los obreros y a la gente de dinero. Me di cuenta que llegó por que en las colonias fresas (17) ya veía gente con las pintas de mi amigo Javier Baviera. Hicimos varios grupos, incluso alguno con un baterista gringo y Javier llegaba con su saxofón.

El punk era como un todo. Sin solos, todo era parte de una sola cosa para mí. Aunque no había bandas punks en la San Felipe, las primeras eran de Coyoacán y de zonas que no eran marginadas. Ya después Javier me venía a buscar, con sus pelos parados, sus sacos de vestir con alfileres y me invitaba a tocar el bajo con sus grupos. En esa época me di cuenta de que ya no me gustaba tocar lo de otras gentes y me empezaba a preguntar ¿cómo empezar? ¿cuál es el tema? Y me di cuenta que el tema era mi realidad, la que vivía. Javier ya había grabado un disco con Rebel’D Punk y hacía sus fanzines y tocaba por aquí y por allá con su sax pero nadie le reconocía lo que hacia porque el fue fundador de ese grupo pero ya estaba por salir.

«Cuando empecé con el Rebel nos fue bien. Llevábamos mucha gente pero el ambiente era violento y todo el tiempo te robaban»

¿Cómo empiezas a formar tu grupo?

Estábamos intentando tocar «Aviéntense Todos» (18) y Javier me decía que no cantara la versión mexicana de los sesenta sino que le cambiara la letra para que le gustara más a los punks. Había que descomponer las canciones. Luego Javier decidió irse a Estados Unidos. Yo me quedé acá y una vez el Rebel’D Punk iba a salir en la televisión, me invitaron a tocar el bajo con ellos. En esas épocas el punk se bailaba como breakdance porque nadie sabía cómo era la cosa. Desde la primera vez que los vi hasta que entré a tocar con ellos vi que la forma de tocar punk era simple y grotesca, que así había que hacerle. Cuando empecé con el Rebel nos fue bien. Llevábamos mucha gente pero el ambiente era violento y todo el tiempo te robaban. Una vez fuimos a tocar al Lienzo Charro de Pantitlán. El organizador, el Satanás nos  dijo que subiéramos a tocar y que iban a dar de macanazos a quien se subiera al escenario o nos agrediera. El problema fue que el de la banda anterior, Enigma, había anunciado al Tri y la gente esperaba eso y no al Rebel’D Punk. Cuando empezamos a tocar nos lanzaron piedras pero seguimos y al final le gustó a la gente. Después me salí del Rebel y empecé mi grupo. Estrenamos San Felipe Es Punk en la Carpa Astros y la gente ni los grupos se esperaban eso de mí. Me habían visto tocar en algún hoyo funky (19) solo, improvisando e incluso haciendo un grupo que tenia hasta trompeta llamado Polo Pepo y el Canto Marginado, pero nadie se imaginaba lo que íbamos a hacer. Me aparté del Rebel porque yo quería hacer un punk más libre y fue cuando empezamos ese grupo. Ensayábamos en una casa abandonada que estaba junto al canal. En aquella época era muy difícil grabar un disco y lo pagué yo, 250 pesos de aquel tiempo que era un dineral pero pues ya tenía algo allá afuera.

¿Cómo fue la grabación del San Felipe Es Punk?

La grabación fue en agosto de 1988. Originalmente iba a ser en doce canales pero la maquina se descompuso. Al final fueron ocho. Ensayé un mes con el Calzón que fue el baterista, solamente bajo y batería. Juan Hernández en la guitarra nos hizo el paro y Belén tocó la harmónica. Yo siempre estuve inconforme con la ejecución pero ahora con el tiempo creo que salieron bien las canciones. La realidad de aquellos tiempos era muy dura por lo que ahora le doy su verdadera importancia a esa grabación. El disco salió y yo ni me fijaba en el dinero.

«El punk me gustaba porque era discordia y disonancia»

Ya para el 88 acá en San Felipe había mas movida punk ¿no?

Si, ya existía Desorden Público, TNT, El Eclipse, Descontrol, etc. Ya en ese momento empecé a tocar en conciertos punks por que decidí quedarme con ese estilo. De ahí empecé a escribir mas canciones punks para tener un repertorio más grande y lo chido [bueno] era que con el punk yo podía mover mi música como yo quería. Podía también meterle blues o música más loca porque el punk me daba esa libertad.

¿Qué fue lo que te gustó del punk que te hizo quedarte con él?

El punk me gustaba porque era discordia y disonancia. También porque como el rocanrol, que es un cuadro bien establecido con unas cuantas notas, con él puedes hacer lo que quieras. Lo mismo que con el blues. El punk es una derivación del primer rocanrol y del blues. Era lo que buscaba yo en esos tiempos porque el rock comercial ya se había vuelto aburrido. Me aburría toda esa mierda que se estaba haciendo. Empezamos a tocar punk muchos años. En condiciones precarias, mal pagados y sobreviviendo, consumiendo todo tipo de sustancias hasta que ya de plano me quedé tirado y tuvieron que internarme en un sitio especial para un tratamiento de adicciones. Ahí estuve un rato, después me repuse y salí de nuevo a tocar.

¿Cómo recibió la gente el disco de San Felipe Es Punk?

A la gente le gustó un chingo. Yo salía con mi guitarra de palo a cantar a la calle a donde se pudiera. Canté esa canción por toda la ciudad y llevaba mis discos conmigo; los vendía, los regalaba, los cambiaba por mariguana, era mi mercancía mientras rolaba por toda la ciudad.

¿Cuántos discos se hicieron?

 Los primeros fueron, pocos pero no podría decir cuántos porque Merced Belén (20) luego editó más y quién sabe dónde quedó el máster. No se sabe cuántas copias hay en total de esa edición. Realmente eso del dinero y esas cosas no me importan. Después de años de atacar al gobierno ahora el gobierno me dice «ten, viejito» y me da lo que necesito. Eso no lo hizo el punk.

¿Cuáles son las siguientes grabaciones que haces después del San Felipe?

Me invitaron a una compilación en Discos Y Cintas Denver y grabé «Chavo Marginado». La letra es de Merced Belén. Cuando leí la letra al hablar de los inhalantes se refería a ellos como chemo (21) pero ya nadie consumía eso, ya era un poco anticuado. Le dije que mejor le pusiera activo (22) como le llamaba la banda y que era lo que estaba de moda... con su caguama (23), su cannabis y su activo. Y así le fui ayudando a poner al día la canción. Yo me identificaba porque conocía a mucha gente así. Yo no era ese, yo no era ningún marginado… yo era un artista. Mi mamá nunca lavó ropa ajena pero iba a lavar su ropa al canal que estaba aquí cerca. Ella era costurera y hacía delantales para las mujeres que trabajaban en cocina. Luego sigue la canción… que era el chavo marginado, sin presente ni futuro, abandonado por todos, inclusive hasta por dios… pues si era yo ¿no? Sin embargo en ese tiempo no era yo, eran todos los que yo veía pero no me daba cuenta que yo era uno de ellos.


«Me volví loco. Consumiendo cocaína sin parar varios días, alcohol, sin comer»

¿Cómo era la relación con las bandas de la época?

Me llevaba bien con todos. Muchos ni siquiera me habían visto tocar. La cosa es que aquí en la casa tenía mariguana sembrada en la casa. Un montón. Entonces se corría la voz por la gente que venía que yo era bien mariguano y molestaban a mi hermano por eso. En aquella época por aquí las bandas si estuvieron muy gruesas, muy violentas. Veníamos saliendo del jipismo y estos weyes de por acá si estaban repinches locos. Mi madre nos decía que tuviéramos cuidado porque las bandas de acá no eran como aquellas pandillas de donde crecimos. Acá en verdad estaban locos. Lo que siempre pensé es que por muy loca que estuviera la gente, con la música se apacigua y por eso seguimos tocando. Yo les decía que yo tenía mi grupo y que cuando quisieran podíamos ir a tocar para ellos.

¿Y porqué dejas de tocar?

Porque me volví loco. Consumiendo cocaína sin parar varios días, alcohol, sin comer. Así por años. Un día vinieron mis hermanos y me internaron a una clínica en la Condesa. El primer grupo de AA que hubo en México. Estuve un año internado y después hice trabajo con ellos bastante tiempo. Me sentí mejor y regresé a la San Felipe a hacer lo único que sabía hacer: tocar. Me di cuenta que en todos los rollos de AA y rehabilitación de adicciones la música es muy importante por lo que estuve tocando en ese ambiente. Ya después toqué en conjuntos para fiestas con gente de la Orquesta de Luis Alcaraz Jr. en grandes salones de baile. Me iba bien pero extrañaba el rocanrol. Intenté regresar y armar mi grupo pero como dice el Belén: «Músico rockero, muchos aplausos, poco dinero».

En el 2006 Warpig de Atóxxxico y Lost Acapulco organizó un concierto en el Alicia donde tocó Polo Pepo. ¿En los 80 había relación entre Polo Pepo y Atóxxxico?

Pues en aquella época eran muy populares entre mis amigos como el Wagner de Escoria. A veces venían al barrio a tocar en un lugar que fue muy famoso llamado el NutriRock, que manejaba mi amigo Pepe Láminas. En esa época también venia Xenofobia y Colectivo Caótico a tocar. Pude conocer al Iti ya toda la gente de aquella escena punk mexicana que venía a la Sanfe a tocar.

 «Todavía estoy inconforme»

¿De qué habla la canción de «Cristales Mágicos»?

Ya sabes de qué habla. De ese mundo de los cristales mágicos. Te asomas un poco y te sientes tan bien que quieres volver una vez y otra vez… ¿No es así la coca y la piedra? Nada más que después viene una locura muy cabrona. Nadie te comprende y eres el rey de tu propio universo.

¿Tú crees que a los jóvenes ya no les interesa el rocanrol?

Apareció el punk y desapareció. Vinieron los morros ahora con el reguetón y aparecen como nueva propuesta. Tener sexo, robar, andar de cábulas (24)  y hacer lo mismo que hacíamos los punks. Pero el rocanrol está tranquilo, esperando, viendo desde arriba cómo los nuevos hacen la mantequilla que nosotros batimos hace un chingo (25). Antes en el tianguis de la Sanfe nos poníamos a beber y a monear (26) igualito que los morros de ahorita hacen. Yo ya estoy ruco pero igual que un joven tengo metas y no poder cumplirlas me causa inconformidad. Todavía estoy inconforme.

 

 

NOTAS

 

(1) Ritmo musical típico de la zona de Veracruz.

(2) «Surfin’ Bird» de The Trashmen.

(3) «Acá» es algo inclasificable y depende del contexto. En este caso se refiere a gente de la onda, de la movida rocanrolera donde abundaban personajes de los bajos fondos de la ciudad de México.

(4) Golpear, robar, engañar.

(5) Joven.

(6) Festival de Rock que se realizó el 11 de septiembre de 1971. Se considera el Woodstock mexicano. Después de Avándaro el rock fue prohibido y se desató una ola de represión contra este estilo musical y sus seguidores que oficialmente terminaría en los 80 pero que se podía experimentar hasta bien entrada la década del 2000.

(7) Bueno, capaz, chido.

(8) Peligroso, de difícil acceso.

(9) Difícil.

(10) Actividad de buscar en los basureros objetos reutilizables y venderlos en mercados especializados.

(11) Antiguo conjunto habitacional donde en un edificio vivían muchas familias hacinadas.

(12) Cigarrillo de mariguana.

(13) Policía.

(14) Injurias a la progenitora.

(15) Malinchismo es una actitud en la que se prefiere lo extranjero a lo mexicano. A pesar de que es muy común al mismo tiempo es mal vista e indeseable.

(16)  Cualquier cosa, cualquier objeto.

(17) De dinero, de alta sociedad, elegante, pijo, pituco, cheto, cuico.

(18) «C’mon Everybody» de Eddie Cochran.

(19) Lugar donde se organizaban conciertos clandestinos durante la represión post-Avándaro. Cualquier sitio podía servir para tal menester; Descampados, bodegas, casas abandonadas, etc.

(20) Poeta del a ciudad de México coautor de las canciones del sencillo San Felipe Es Punk.

(21) Pegamento industrial.

(22) Solvente para pintura.

(23) Botella de cerveza de más de un litro.

(24) Andar en malos pasos.

(25) Hace mucho.

(26) Inhalar pegamento o solventes.