El fascinante Egipto de Napoleón Bonaparte y Aleister Crowley


Las espectaculares fotografías que los hermanos C. y G. Zangaki tomaron de aquel Egipto misterioso en el cual podías pasar una noche en el interior de la Gran Pirámide

Nunca sabremos realmente lo que Napoleón Bonaparte vio dentro de la pirámide de Keops. Allí pasó siete horas en soledad y, al salir, lo hizo cambiado. Sucedió en el verano de 1798, cuando, planeando liberar Egipto del imperio turco, desembarcó junto a treinta mil soldados. En agosto de 1799, Napoleón hizo noche en El Cairo, pero al parecer decidió visitar y dormir en el interior de la Pirámide de Keops. Su séquito habitual y un religioso musulmán le acompañaron hasta la Cámara del Rey. Llegar hasta allí no era sencillo. Los pasadizos eran angostos e incómodos. Tampoco había más iluminación que la de las antorchas. Luego, sus ayudantes lo dejaron solo. Salió cuando amanecía. Estaba pálido y asustado. A las preguntas de sus hombres sobre lo que había ocurrido allí dentro, respondió con un enigmático: «Aunque os lo contara no me ibais a creer» que ha dado lugar a toda clase de teorías.

Napoleón no ganó la guerra, pero en noviembre de ese año organizó el golpe de Estado del 18 de brumario que acabó con el Directorio e inició el Consulado con Napoleón Bonaparte como líder.

Esta era la época en que cualquiera podía entrar en las pirámides. Lo mismo que un siglo más tarde hizo el segundo visitante famoso, el mago ocultista Aleister Crowley, en aquel viaje a El Cairo en 1904 del que, tras permanecer en el interior de la pirámide junto a su pareja Rose Kelly y, supuestamente, vivir una experiencia sobrenatural, regresó y le fue dictado El Libro de la Ley, el gran libro revelado de la religión thelemita. Crowley sobornó a los vigilantes, que le acompañaron a la entrada de la Gran Pirámide y, una vez allí, los dejaron solos en mitad de la noche, solamente alumbrados por antorchas. En la Cámara del Rey, «La Bestia» comenzó a leer la invocación preliminar de Goetia y, de pronto, según confesó, la habitación se llenó de una extraña luz que calificó como «astral». Años más tarde, varios escritores e investigadores relacionaron las extrañas muertes ocurridas a quienes abrieron la famosa tumba de Tutankamón en 1922 por parte de un grupo de egiptólogos ingleses comandados por Howard Carter. Según Mark Beynon, al menos seis de estas muertes habrían formado parte del ritual realizado por Crowley.

Estas espectaculares fotografías son lo más cercano que tenemos a cómo pudo ser aquel Egipto de las pirámides y el misterio, de cómo eran la zona y las pirámides cuando se podía pasar noche en su interior. Fueron tomadas por los hermanos griegos C. y G. Zangaki entre 1870 y 1890. Las imágenes se hicieron famosas y fueron comercializadas en Europa como fetiches y souvenirs del exotismo que aún podía disfrutarse en Egipto.

[Vía RIJKSMUSEUM / EUROPEANA]