«Casos de Alarma!», la fotonovela mexicana de crímenes y sexo

Tras el éxito del diario mexicano de sucesos Alarma!, sus responsables lanzaron Casos de Alarma!, revista semanal que mezclaba crímenes, sexo y fotonovelas.

Si la prensa que se dedica a los asuntos del corazón se llama rosa y la alarmista se denomina amarilla, entonces es lógico que aquella que aborda los crímenes se llame «prensa roja». Al menos esa es la definición que se le da en México a revistas como Alarma!, publicación dedicada a los sucesos y de la que surgirían otras cabeceras hermanas como Casos de Alarma!

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El 17 de abril de 1963 apareció en los quioscos mexicanos el primer número de Alarma!, una publicación creada por Carlos Samoaya Lizárraga y editada por Publicaciones Llegó, que se diferenció de sus competidoras por abordar los sucesos a través de fotografías muy explícitas, titulares con dobles sentidos, humor negro y rebasar todos los límites. Ejemplo de ello fue su salvaje campaña contra los homosexuales y transexuales mexicanos, para los que acuñaron el término «mujercitos» y cuya cobertura ya abordamos en una entrega anterior de Agente Provocador.

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Esa fórmula basada en el exceso fue clave a la hora tratar el tema que ayudó que Alarma! se convirtiera en la cabecera de referencia de los sucesos en México. Se trató del caso de Las Poquianchis, cuatro hermanas que regentaban un prostíbulo en San Francisco del Rincón (Guanajuato) y que en 1964 fueron detenidas acusadas de proxenetismo y una veintena de asesinatos.

Ante semejante material, Alarma! no dejó pasar la oportunidad y desplazó al lugar a uno de sus periodistas que, posiblemente con ayuda de la policía del lugar, consiguió acceder a las propias Poquianchis. Las hermanas estuvieron encantadas de compartir con el reportero sus recuerdos, sus vivencias, el álbum familiar y cartas personales. De este modo, durante ocho meses, Alarma! dio buena cuenta del caso en el que, además de esa veintena de asesinatos, no faltaban las amenazas, las palizas, las torturas, las violaciones, los abortos y, claro, las inhumaciones ilegales de fetos y cuerpos adultos.

Lejos de retraer a los lectores, los crímenes de Las Poquianchis hicieron que las tiradas de Alarma! aumentasen, superando el medio millón de ejemplares semanales y alcanzando los dos millones y medio de tirada con el especial publicado con motivo del terremoto que asoló México en 1985. Haciendo gala de su oportunismo habitual y su falta de límites, Alarma! cubrió la catástrofe con todo lujo de detalles y, aunque el público se lo agradeció comprando la revista, las autoridades dijeron basta. México se preparaba para acoger el Mundial de Fútbol de 1986 y una de las medidas estrella del gobierno era la de endurecer las leyes contra la pornografía en la prensa. Aprovechando la situación y después de que algunas cabeceras dePublicaciones Llergo publicaran noticias críticas con el ejecutivo, se decretó el cierre de Alarma! Aunque años después volvió a publicarse, ya no fue lo mismo.

Otra vuelta de tuerca

Durante esa primera época, el éxito de Alarma! hizo que desde Publicaciones Llergo decidieran explotar aún más esa particular forma de abordar los sucesos. Para ello lanzaron en 1971 una revista hermana a la que llamaron Casos de Alarma! y cuyo concepto era recrear crímenes famosos entre la población mexicana a través de un formato muy popular en la época: la fotonovela.

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Para esta nueva revista semanal, los responsables de Alarma! no escatimaron gastos. Además de publicar las portadas a todo color, contrataron actores conocidos de la escena mexicana y dieron otra vuelta de tuerca y a esa fórmula compuesta por truculencia, titulares impactantes y humor negro: el sexo.

Sí, amigos, los responsables de Alarma! consideraron que una revista que mezclase asesinatos y mujeres semidesnudas funcionaría comercialmente. Y vaya si funcionó. Casos de Alarma!, que posteriormente pasaría a llamarse, Valle de lágrimas! y Casos reales!, se vendió como churros no solo en México sino también en Estados Unidos, donde era consumida por la comunidad hispana, ávida de mantener el contacto con su cultura aunque solo fuera a través de los robos, asaltos, asesinatos, palizas, incestos y chantajes autóctonos.

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El resultado es tan adictivo como desconcertante. Para algunos será el colmo de la genialidad y de lo transgresor, para otros, una ópera kitsch; otros más considerarán que fue el principio de la crisis del periodismo. Para todos ellos, vaya esta selección de portadas de Casos de Alarma!, Valle de lágrimas y Casos reales!, al final de la cual hay un número completo para que se hagan una idea real de en qué consistía la propuesta. Un ejemplar cortesía de Comics Mexicanos de Jedi Skater, blog en el que podrán encontrar estas y otras joyas del quiosco mexicano.