El día que el punk entró en el hospital psiquiátrico


En 1986, Ataúd Vacante, la banda punk heredera de los legendarios Familia Real, actuaron en el Hospital Psiquiátrico de Santa Cruz de Tenerife en un inolvidable concierto y ante el delirio de los pacientes. Poco después hicieron lo mismo en la cárcel, donde los funcionarios se la juraron

El escenario es apenas una improvisada tarima bajo un árbol en el patio del Hospital Psiquiátrico de Santa Cruz de Tenerife. Es diciembre de 1986 y la banda que está actuando, Ataúd Vacante (sucesores de los legendarios Familia Real, autores de «Destruye», una de los himnos punks más poderosos de la escena punk nacional), comienza los primeros compases de «Hospicio», un enorme tema incluido en Lenguaje Abierto (Aries, 1986), una docena de canciones publicadas como casete unos meses antes.

Ataúd Vacante actuando en el barrio de El Toscal, Tenerife (circa 1986). Fotografía: Emilio Prieto

Ataúd Vacante actuando en el barrio de El Toscal, Tenerife (circa 1986). Fotografía: Emilio Prieto

“«Mirad a vuestro alrededor» canta, y el público lo hace, o debería. El punk ha llegado al Hospital Psiquiátrico”

No solamente son la banda sonora de los chicos y chicas de la calle canarios, sino también fuera de las islas. El año anterior aparecieron en el programa Tablón de Anuncios de TVE con un videoclip de la canción «Bombas Hess». Y poco antes de visitar el Psiquiátrico desembarcaron en Mermelada de Futuro, que se emitía en la 2 de TVE y estaba dirigido por el gran Juan Ramón Hernández, con «Mercenario» y «No nos queda tiempo». Silver, su cantante, mira con rostro alucinado lo que tiene delante: los «pacientes», los colegas del grupo que esa noche les acompañan y que recordarán toda su vida, los trabajadores del centro que no saben si aquello ha sido una buena idea o no. Tim, el bajista, apenas levanta la vista. El cuerpo rígido, el cantante expectante, y salen las primeras estrofas de «Hospicio», una de las diez canciones que tocaron aquel día. «Mirad a vuestro alrededor» canta, y el público lo hace, o debería. El punk ha llegado al Hospital Psiquiátrico.

El video que se conserva de la histórica actuación es emocionante y furioso. Irrepetible. Sucedió por los esfuerzos de Juan Manuel Pardellas, entonces mánager de la banda con su empresa Equs Management y autor de la única biografía de la banda (Ataúd Vacante. El mejor directo de rock canario, publicado en 2007 por Ediciones Idea). Hoy es el director general de Comunicación del Gobierno de Canarias. El evento se llamó 1ª Semana Cultural Psicorock 86 y tuvo lugar entre el 15 y 20 de diciembre en Santa Cruz de Tenerife, incluyendo talleres, exposiciones, videoarte, teatro y, por supuesto, música.

1.jpg
Silver, cantante de Ataúd Vacante, durante su actuación en el Hospital Psiquiátrico de Santa Cruz de Tenerife

Silver, cantante de Ataúd Vacante, durante su actuación en el Hospital Psiquiátrico de Santa Cruz de Tenerife

Sesión de fotos en la pensión España de Santa Cruz de Tenerife (1991). Fotografía: María Calimano

Sesión de fotos en la pensión España de Santa Cruz de Tenerife (1991). Fotografía: María Calimano

Junto a ellos actuaron Afán de Lucro y, quizás, La Donna Inmóvil. Fafe, guitarrista de Familia Real y Ataúd Vacante (hoy en los metaleros Brutalizzed Kids), no lo recuerda bien: «Ha pasado mucho tiempo, pero lo que jamás olvidaré fue el estar allí, junto a toda esa gente, muchos de ellos bailando y gritando». Fafe, tristemente, conocía aquel lugar. Moisés, un colega suyo y batería de Epitafio, su banda heavy antes de entrar en Ataúd, acabó en el psiquiátrico. Entró en 1982 y aún sigue allí. «Nos hizo de guía por el Psiquiátrico –me cuenta- y nos iba explicando la "cualidad" de cada paciente... Los había que tenían las manos atadas a la cintura para no autolesionarse. Otros estaban sin pantalones ni calzoncillos, caminaban en pelotas. Vi a otro buscando en la basura. Y una cosa que me sorprendió mucho era que, los hombres no podían pasar al pabellón de las mujeres, pero las mujeres sí podían pasar al de los hombres, y claro... Pasaba alguna y había jaleo. Cuando fuimos había una muy mayor. Tendría unos ochenta años o así. Iba de lado en lado la falda levantada, enseñando el coño a todos. Luego vinieron los celadores y se la llevaron».

«¡NO CAIGAN PRESOS!»

«No caigan presos, porque los van a poner tibios. Los funcionarios les tienen unas ganas tremendas por lo que hicieron en la cárcel. ¡Vayan con mucho ojo!»

Todo esto pasaba en la prueba de sonido, a plena luz del día. Al caer la noche, cuando le llegó el turno a Ataúd Vacante, el patio estaba lleno de personas que bailaban o hablaban. Algunos incluso intentaban abordarlos, subir al escenario e incluso tocar la batería. El concierto terminó con Pistol, su batería, rodeado de pacientes, que tras tomar sus baquetas golpeaban platos y timbales. «Me acuerdo de tener a un pureta de 150 kilos como mínimo mirando como tocaba la guitarra a diez centímetros de la mano de la púa –recuerda-. Luego, no sé, entre grupo y grupo, se subió una chavalilla a cantar “Digan lo que digan” de Raphael. ¡La bordó! Había uno que no paraba de gritarnos “¡Que toquen el popotito, el popotito!”. Lo subimos y se la cantó sin música, a pelo». Todo eso puede verse a partir del minuto 3:00 del vídeo.

Frente al escenario, hombres y mujeres saltan. Cuesta imaginarse lo que pasaba por sus mentes, lo mismo que saber con certeza quienes son pacientes y quienes simples visitantes que no quieren perderse el histórico concierto. El ambiente es natural y espontáneo, o eso parece. Recuerda a otro concierto en un sitio igual, aunque mucho antes, en junio de 1978, en el hospital mental de Napa State. La banda es The Cramps, que influenciaron a Ataúd Vacante. Aquel show empezó de la mejor manera posible. Lux Interior se dirige a una escasísima audiencia, apenas unas decenas, para decir estas palabras: «Nos llamamos The Cramps, somos de la ciudad de Nueva York. Conducimos alrededor de 5000 kilómetros para tocar». Luego, la respuesta parece encajar en la música y el habitual caos de la banda. Un tipo desde el fondo grita «¡Jódete!». La respuesta es mejor aún: «Alguien me dijo que todos ustedes están locos, pero no estoy tan seguro de eso», añade Lux. «Para mí se ven bastante bien».

Aquel concierto en Santa Cruz de Tenerife tuvo su continuación en otro escenario insólito: la prisión Tenerife I, donde actuaron poco después junto a La Pista Búlgara. No lo olvidarían los internos y también, a su pesar, los funcionarios: «Cuando tocamos “San Papusio”, se me ocurrió sobre la marcha cambiar la estrofa que dice “Estoy hasta la polla de las libretas de ahorro” por “Estoy hasta la polla de tanto funcionario”. La peña se quedó con lo que estaba pasando y empezó a aplaudir y jalear. Una funcionaria se echó a llorar, y los funcionarios cagándose en nuestra puta madre. Luego los presos colegas que salían a los meses a la calle nos decían: “No caigan presos, porque los van a poner tibios. Los funcionarios les tienen unas ganas tremendas por lo que hicieron en la cárcel. ¡Vayan con mucho ojo!”».