¡Viva, Viva Hamnell! La «abuela» del punk

Ahora tiene 86 años y una sonrisa que parece no abandonarla nunca. La vida de Viva Hamnell es una epopeya contemporánea que arranca al terminar la Segunda Guerra Mundial y llega hasta la época de la primera oleada de punks ingleses. Luego, el resto, es aún más asombroso. Porque hubo dos Vivas: la primera, mientras duró un matrimonio que la hizo infeliz (se había casado en 1942 sin estar enamorada) y la segunda, cuando este acabó y, contra todo pronóstico, descubrió lo que entonces estaba sucediendo en Londres y en toda Inglaterra con la fiebre punk.

«Estaba sola, pero pronto pasó a formar parte de una gran comunidad. Corría el año 1976  y cada día surgían bandas. Viva comenzó a frecuentas locales punks»

Había nacido en Fulham Road, en Kensington, Londres, y trabajado en una fábrica de tabaco. Más tarde, tras su separación, se había mudado a una granja. En medio de aquel trayecto vital, quedaron dos hijos que ya eran mayores y vivían sus vidas. Estaba sola, pero pronto pasó a formar parte de una gran comunidad. Corría el año 1976, sonaban las primeras bandas punks como Buzzcocks, The Damned o Sex Pistols. Los grupos se multiplicaban y la prensa hablaba de una verdadera «invasión». Viva comenzó a frecuentas locales punks. Aunque era muy mayor para la inmensa mayoría de los punk rockers (apenas unos adolescentes), encajó con todo aquel mundo, hasta el punto que entró en una banda, The Bricks, que había tomado su nombre de una letra de Ian Dury y que, prácticamente, fue el primer grupo punk de Cornwall.

La diferencia de edad con respecto al resto de miembros era enorme: Viva tenía ya 45 años y había vivido experiencias que el resto apenas atisbaba, pero no importó. Aún así, en uno de aquellos primeros ensayos lo preguntó abiertamente. Nadie puso objeción alguna. La llamaron «mamá» entre risas. Lo veían como algo extraño, pero también como un reclamo publicitario. Carecía de talento musical, como ella misma reconocería décadas más tarde, pero el punk permitía eso mismo y ella lo sabía. Tenía el suficiente arrojo y ganas de construir un nuevo mundo. Se vistió como un hombre o adoptó una imagen de cabaretera.

Tres años más tarde, en 1979, fue detenida cuando la policía registró su casa y encontró en su jardín una gran plantación de marihuana. Viva se vio rodeada de agentes que la interrogaban acerca del hallazgo: «Creía que era una plantación de tomates», contestó. Fue detenida y encerrada un par de días, una de sus peores experiencias. Cuando estuvo ante el juez de Plymouth Crown, se libró de la condena con un argumento que sonaba muy forzado pero que sin embargo le funcionó: las plantas no eran suyas sino de un amigo, que le había pedido que se las cuidara. Y estalló el escándalo. Los periódicos publicaron su foto, presentándola como «la increíble mamá punk», una «lollipop lady» que había sido pillada in fraganti, y entonces se convirtió en alguien famoso.

La noticia de la detención de Viva en la prensa británica

La noticia de la detención de Viva en la prensa británica

Todo eso y más aparece en un documental donde narra su vida como una sucesión de contrastes y que lleva el título de Viva. Punk, rebel. 82 y dirigido por Amanda Bluglass.

A pesar de que el tiempo pasaba, Viva siguió siendo una punk rocker. Aunque The Bricks se separaron en 1982, asistió a todos y cada uno de los festivales de Glastonbury, donde los más jóvenes la veían pasear vistiendo llamativos trajes. Su imagen, de forma deliberada, la mostraba como una especie de «reina punk», absolutamente discordante con el aspecto del resto del público y de los jóvenes punks. Su apodo era «Gladys». No se equivocaban: era y es la punk rocker más longeva del mundo, algo que le disputan otras tantas y otros tantos, todos ellos pioneros de movimientos y subculturas que brillaron con fuerza hace tres o cuatro décadas y que hoy son orgullosos abuelas y abuelos teddies, skinheads y punkrockers.

Viva en Glastonbury

Viva en Glastonbury