Reinventando el mundo: feministas, heroínas y cómics

Flappers que odiaban a los nazis o bebés que enarbolaban carteles feministas, así fueron los personajes de las primeras ilustradoras de cómics hace más de un siglo


Una de sus creaciones, una hermosa muñeca de porcelana muy popular en aquellos años, fue enterrada bajo tierra, concretamente en el interior de una cápsula del tiempo junto a otros artefactos con motivo de la Feria Mundial de Nueva York en 1939. A Rose O'Neill, su creadora y pionera feminista en el mundo de los cómics, le quedaban pocos años de vida. Fallecería en 1944. Atrás dejó una exitosa carrera como la valiente introductora de los personajes femeninos en el mundo del cómic, donde no faltaron alusiones a la sociedad del momento y la opresión contra las mujeres.

Rose O'Neill fotografiada en su estudio de Nueva York

Rose O'Neill fotografiada en su estudio de Nueva York

«El 19 de septiembre de 1896 esto cambió para siempre cuando en la revista Truth se publicó The Old Subscriber, la primera tira cuya protagonista era una mujer»

Pero a O'Neill, que llegó a ser conocida como una defensora acérrima del derecho al voto e incansable sufragista, su primer apoyo le llegó de las monjas francesas de un convento de Nueva York. Fueron ellas las primeras que valoraron su trabajo. Acompañada de las monjas visitaba editoriales, cuando no eran ellas mismas quienes escribían a los editores. En muy poco tiempo logró colocar más de medio centenar de sus obras. Su relación comercial con sus primeros editores no acabó ahí; pronto recibió más y más encargos. Entonces, aún en los últimos años del siglo XIX, una historieta protagonizada por una mujer era impensable. El 19 de septiembre de 1896 esto cambió para siempre cuando en la revista Truth se publicó The Old Subscriber, la primera tira cuya protagonista era una mujer. Un año después, ya comenzando a tener un nombre en el mundo de la ilustración, entró a formar parte de la revista Puck, donde llegó a realizar hasta 700 ilustraciones. Tenía 23 años y su carrera había despegado definitivamente.

Signs, una historieta de Rose O'Neill para la revista Puck (1904)

Signs, una historieta de Rose O'Neill para la revista Puck (1904)

UNA MUÑECA DE PORCELANA QUE LO CAMBIÓ TODO

 

Pero no era fácil. Los consejos editores de la prensa ilustrada y que incluía relatos de ficción estaban en manos de hombres, aunque  paradójicamente la mayoría de suscriptores de estas revistas eran mujeres. O'Neill, además, se encontró con el rechazo de parte de la sociedad ante lo que se consideraba una ofensa a las buenas costumbres al divorciarse en dos ocasiones.

La dibujante y sufragista Rose O’Neill

La dibujante y sufragista Rose O’Neill

O’Neill durante una manifestación sufragista en Nueva York

O’Neill durante una manifestación sufragista en Nueva York

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Postales y carteles sufragistas realizados por O’Neill (1914)

Postales y carteles sufragistas realizados por O’Neill (1914)

«Sus muñecas y personajes, como confesó, la visitaban en sueños»

Sin embargo, en 1909 le llegó la definitiva fama cuando recibió un encargo de la revista Ladies Home Journal y decidió crear un personaje, Kewpie, una bebé que se volvió popular y que un fabricante alemán comercializó como muñeca de porcelana. En los años posteriores, en miles de casas, era habitual ver muñecas Kewpie, pero O’Neill le añadió muy pronto un componente de agitación y protesta: empuñaba la bandera del feminismo y exhibía sonriente carteles a favor de las sufragistas mientras estas se enfrentaban a la policía armadas con bastones o paraguas, eran encarceladas en masa o iniciaban largas y duras huelgas de hambre en defensa de sus derechos.

Su arte, tras el éxito de Kewpie, fue conocido como «Sweet Monsters». O’Neill, conocida popularmente como la «Reina de la Sociedad Bohemia», era habitual en los círculos literarios y artísticos izquierdistas neoyorquinos. Aprendió escultura junto a Rodin. Sus muñecas y personajes, como confesó, la visitaban en sueños.

Las muñecas Kewpie de O’Neill

Las muñecas Kewpie de O’Neill

Las Kewpie y O’Neill (1925)

Las Kewpie y O’Neill (1925)


Pero el mundo ardía. Se aproximaba una Guerra Mundial. Además, la Gran Depresión se había cebado con muchos inversores y propietarios. También le afectó a ella, que perdió varias de sus casas. Durante dos décadas, Kewpie había reinado en el mundo de las muñecas, pero el sector se resentía. No había dinero y el cine se imponía, lo mismo que la fotografía. Su último intento de retomar su carrera fue Little Ho Ho, parecida a su predecesora, pero la fábrica en la que se fabricaba sufrió un gran incendio y quedó hecha cenizas.

 

LAS CHICAS FLAPPER QUE ODIABAN A LOS NAZIS

Otras mujeres ilustradoras, al igual que la infatigable O’Neill, se abrieron paso en un mundo tradicionalmente controlado por hombres. Grace Gebbie, que solía firmar como Grace Drayton, una de ellas, se hizo célebre con su Naughty Toodles. Gebbie, además, tenía un gran genio para la publicidad. Fue ella la creadora de la icónica imagen de las sopas Campbell, que terminaría volviendo archifamosa décadas más tarde Andy Warhol.

Ilustración de Grace Gebbie para The Turr’ble Tales of Kaptin Kiddo, una historieta escrita por su hermana Margaret G. Hayes a comienzos de siglo

Ilustración de Grace Gebbie para The Turr’ble Tales of Kaptin Kiddo, una historieta escrita por su hermana Margaret G. Hayes a comienzos de siglo

«La heroína, Golden Eyes, muy feminista para su tiempo, es una flapper en color»

Todas ellas eran activas feministas, como Nell Brinkley, posterior a O’Neill, que se sumó a un estilo y género de finales de siglo conocido como «pretty-girl art» y creado por Gibson. Las ilustraciones de Brinkley aparecían en cabeceras de prestigio como el New York Journal-American o American Weekly, entre otras, donde solían verse sus chicas, la mayoría transgresoras, como mujeres de clase trabajadora y pelo corto. Las Gibson Girls fomentaban la ambigüedad. Sonreían, pero su sonrisa no es inequívoca. El suplemento de American Weekly, Golden Eyes and Her Hero Bill, marcó un antes y un después. La heroína, Golden Eyes, muy feminista para su tiempo, es una flapper en color.

The Brinkley Girls, The Best of Nell Brinkley's Cartoons from 1913-1940

The Brinkley Girls, The Best of Nell Brinkley's Cartoons from 1913-1940

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Nell Brinkley en Golden Eyes and Her Hero Bill para American Weekly

Nell Brinkley en Golden Eyes and Her Hero Bill para American Weekly

Las flappers se convirtieron el azote de la cultura «decente»: salían de noche, alardeaban de llevar una vida alocada, bebían, fumaban y se vestían de una manera rompedora. Todo esto aparece en el personaje flapper de Ethel Hays, otra de las pioneras, Flapper Fanny. Llegaba una nueva generación de dibujantes y feministas, cuyos personajes entraban en territorios hasta entonces prohibidos para las mujeres. Eran reporteras aguerridas o luchadoras contra el crimen. Odiaban a los nazis y no dudaban en embarcarse en peligrosas aventuras. Algunas de ellas tenían nombres que hablan por sí solos, como la intrépida Miss Fury o la periodista Brenda Starr, todas devotas de las primeras mujeres dibujantes, como O’Neill.

Miss Fury #3

Miss Fury #3

Miss Fury en acción (años cuarenta)

Miss Fury en acción (años cuarenta)