Phycoanalysis: Freud para burlar la censura de la Comic Code Authority

Para intentar adaptarse a las limitaciones impuestas por la Comics Code Authority, la editorial EC lanzó una serie de tebeos sobre asuntos cotidianos como el psicoanálisis, que no tenía violencia, sexo, blasfemia, terror… ni interés.

En 1954, la Asociación de Revistas de Cómics de Estados Unidos creó la Comics Code Authority, un organismo de autorregulación al estilo del Código Hays de Hollywood, cuyo objetivo era velar porque el contenido de los cómics fuera apto para todas las audiencias y edades. De ese modo se pretendía evitar las denuncias de asociaciones conservadoras de padres o de fanáticos religiosos que acusaban a los tebeos de pervertir a los jóvenes con dosis excesivas de violencia, sexo, vísceras y drogas.

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A partir de ese momento, aquellos cómics que quisieran acceder a la distribución generalista debían ser valorados por ese organismo. Los que se negaron a aceptar esa censura previa quedaron relegados a una distribución minoritaria que, en la mayoría de los casos, los abocó a la desaparición.

Del mismo modo que la aplicación de la Comics Code Authority provocó el cierre de cientos de cabeceras, también dio lugar a nuevos tebeos que cumplían con las exigencias del organismo, entre las que se encontraban que no se hicieran mofas sobre la autoridad, que no se representase a los delincuentes de manera atractiva y que no hubiera blasfemias o escenas de desnudez.

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Aunque el reto era complicado, hubo editoriales que consiguieron evitar todos esos temas. Por ejemplo EC Comics, que lanzó Psychoanalysis, un tebeo que trataba sobre ese método de psicoterapia a pesar de lo complicado que es hablar de psicoanálisis sin meter sexo, violencia y problemas con la autoridad, sea esta la paterna o la del Oficial Matute de Don Gato.

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Tres tristes traumas

Pychoanalysis formaba parte de una nueva línea de cómics de EC llamada New Direction, que abordaba temas cotidianos como el periodismo, con un tebeo lamado Extra! o la medicina general, con otro llamado M.D., siglas de Medical Doctor en inglés. En Psychoanálisis, un terapeuta atendía a tres pacientes: Freddy Carter, un adolescente de 15 años que, agobiado por sus padres, cometía pequeños hurtos y tenía un comportamiento difícil; Ellen Lyman, una joven de 19 años que somatizaba el odio que sentía hacia su hermana hasta el punto de sufrir problemas físicos y, por último, Mark Stone, maduro guionista de televisión que sufría frecuentes infartos al corazón, que no eran más que un síntoma de la contradicción en la que vivía: escribir programas exitosos o «ser alguien», como le exigía su padre. 

A lo largo de cada número, los personajes iban contándole al analista sus problemas, sus miedos e intercalaban en la narración aquellos recuerdos que se suponía habían provocado el trauma. Unos testimonios que habían sido escritos por guionistas de la talla de Ray Bradbury, autor de Crónicas marcianas, Harvey Kautzman, fundador de Mad Magazine, Otto Binder o Carl Wessler, y que permitían al terapeuta dar pistas al lector sobre el porqué de esos problemas emocionales.

De los tres pacientes, solo Ellen Lyman consiguió ser dada de alta por el terapeuta a lo largo de la serie, una situación que hubiera sido medianamente creíble en un tebeo que hubiera tenido sesenta o setenta números, pero que no encajaba del todo bien con la realidad de Psychoanalysis, revista que duró muy poco en los quioscos.

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A pesar de los intentos de EC por abrirse un hueco en ese nuevo escenario surgido de la CCA, la revista solo se publicó durante cuatro meses, uno menos que Extra! y que M.D., que tampoco funcionaron. Aunque el cómic fue aprobado por el organismo sin problemas, los quiosqueros se negaron a exponer de forma visible Psychoanálysis por considerarla poco atractiva e incluso molesta para los lectores. Juzguen ustedes leyendo el ejemplar que le dejamos a continuación: