Donnie & Joe Emerson, los granjeros adolescentes que quisieron ser estrellas del pop

Cuando el padre de Donnie & Joe Emerson vio el interés de sus hijos por la música, les construyó un estudio de grabación en la granja familiar convencido de que iban a triunfar.

A a mediados de los 70, Don Emerson, un granjero de Fruitland, pequeña localidad del estado de Washington, comprobó que sus hijos Donnie y Joe mostraban una especial inclinación hacia la música. Recientemente había comprado un tractor con radio y, desde que el vehículo llegó a la propiedad, los chavales se pasaban el día subidos a él, realizando las labores agrícolas mientras escuchaban música y cantaban.

Maria, David, Rose, Joe, y Donnie Emerson en 1975. Light in the Attic / Familia Emerson.

Maria, David, Rose, Joe, y Donnie Emerson en 1975. Light in the Attic / Familia Emerson.

Prácticamente aislados en la costa noroeste del Pacífico, Donnie y Joe no tenían acceso a las tiendas de discos ni a más música de la que podía aparecer en los programas de variedades de la televisión, la que escuchaban en la iglesia o la que aprendían en el instituto. Por eso, ese receptor de radio se convirtió en un canal inagotable a través del cual escuchaban todo tipo de géneros hasta entonces desconocidos, como rock and roll, soul de Atlantic, soul de Motown, psicodelia, country, bluegrass, funk o música clásica.

El impacto fue tal, que los chavales comenzaron a escribir, componer y tocar sus propias canciones. Al verlos tan entusiasmados, en 1977 su padre decidió pagarles una grabación en un estudio profesional llamado Sound Recording Company, situado en la localidad vecina de Spokane. Allí registraron un single de 45 revoluciones por minuto pero, a pesar de la ilusión y el esfuerzo, las urgencias del alquiler por horas y el trato de los técnicos provocaron que la experiencia no saliera del todo bien.

Donnie Emerson tocando su primera guitarra en 1975. Foto: Light in the Attic / Familia Emerson.

Donnie Emerson tocando su primera guitarra en 1975. Foto: Light in the Attic / Familia Emerson.

Donnie y Joe regresaron a la granja desencantados pero convencidos de que lo suyo no eran las labores del campo sino la música. Por eso, unos meses después, los dos hermanos quisieron quitarse ese mal sabor de boca y le pidieron a su padre volver al estudio a grabar. Sin embargo, Don Emerson, que siempre había apoyado a sus hijos, les respondió que esa vez solo les ayudaría si hacían algo que fuera tangible, algo que se pudiera comercializar. Por ejemplo, un álbum, un LP completo que pudiera venderse en las tiendas. Donnie y Joe aceptaron y, como parte del trato, su padre, en lugar de llevarles a un estudio donde tuvieran que estar pendientes del reloj y del alquiler, decidió construirles uno.

Junto a la casa familiar Don Emerson levantó el estudio, al que dotó de la tecnología más avanzada del momento gracias a la ayuda del profesor de música del instituto de Donnie y Joe, que les aconsejó sobre qué equipos comprar. En total, la inversión superó los 100.000 dólares de 1979, una cantidad más que considerable, a la que los hermanos sacaron buen provecho.

Exterior del estudio familiar hacia primeros de 1980. Foto: Light in the Attic / Familia Emerson.

Exterior del estudio familiar hacia primeros de 1980. Foto: Light in the Attic / Familia Emerson.

Después de meses componiendo, tocando y experimentando con los aparatos, Donnie y Joe produjeron Dreamin’ Wild un LP tan variado como las músicas que escuchaban en la radio del tractor, que contenía temas de rock and roll, funk, soul, baladas y algo de country. El disco fue enviado a fabricación y, unas semanas después, los Emerson recibieron las flamantes copias, en cuya portada aparecían los dos hermanos enfundados en unos monos al estilo Elvis en su etapa de Las Vegas. Nada menos que dos mil ejemplares. 1249 más que la población actual de Fruitland

Sin más distribución que la furgoneta familiar, los hermanos fueron por las casas de los vecinos y las tiendas locales dejando copias de Dreamin’ Wild pero, por muchas que colocaran y vendieran, todavía quedaban centenares en el sótano familiar. Allí permanecerían durante décadas.

Portada de Dreamin’ Wild.Foto: Light in the Attic / Familia Emerson.

Portada de Dreamin’ Wild.Foto: Light in the Attic / Familia Emerson.

A ese fracaso se sumó que los años siguientes no fueron fáciles para la familia Emerson. Acuciados por los problemas económicos el padre tuvo que ir desprendiéndose de grandes parcelas de tierra para pagar a los bancos y, aunque Donnie continuó dedicándose a la música, Joe decidió quedarse en la granja para ayudar a sus padres. El sueño salvaje de Donnie & Joe se había acabado.

Así fue hasta que, en 2008, un coleccionista de discos encontró una copia de Dreamin’ Wild en una tienda de segunda mano de Spokane. Los temas de Donnie y Joe comenzaron a circular entre los músicos independientes y, en 2012, Ariel Pink grabó una versión del tema Baby que se hizo muy popular ese año.

Sin embargo, lo mejor estaba por llegar. El sello Light in the Attic contactó con la familia y no solo reeditó Dreamin’ Wild sino que publicó Dreamin 'Wild: The Lost Recordings 1979-81, un LP que recopilaba parte de las más de 70 canciones que los hermanos grabaron en el estudio familiar y que habían permanecido inéditas todos estos años.

Donnie Emerson. Foto: Light in the Attic / Cortesía de la familia Emerson.

Donnie Emerson. Foto: Light in the Attic / Cortesía de la familia Emerson.

Joe Emerson. Foto: Light in the Attic / Cortesía de la familia Emerson.

Joe Emerson. Foto: Light in the Attic / Cortesía de la familia Emerson.

«Hicimos Dreamin’ Wild con todo nuestro corazón, porque realmente queríamos compartir nuestra música y porque pensábamos que teníamos algo especial. Por supuesto que éramos inocentes sobre cómo funciona el negocio de la música, pero creo que todo ha sucedido cuando Dios ha dispuesto: Él consideró que entonces no era el momento y que es más adecuado ahora, cuando somos capaces de manejar mejor todo esto”, declaraba Donnie a la periodista de The Guardian Hermoine Hoby, a la que reconoció que, cuando volvió a escuchar su voz de adolescente en Dreamin’ Wild solo quería llorar.