«Nuestra misma sangre»: Eskorbuto y Zarama en la prisión de Basauri

La increíble crónica y las fotografías de los conciertos de Eskorbuto y Zarama en la prisión de Basauri en los años de «plomo» en Euskadi. Los presos jamás lo olvidarían: «Son de nuestra misma sangre», dijo uno

[Fotografías: Tito Pueyo y Manu Cecilio hijo]

El 25 de agosto de 1983, en la prisión de Basauri tocó la banda punk Zarama, en un concierto histórico en plenos años calientes del «conflicto vasco» y con el punk ya convertido en una fuerza social en Euskadi. La crónica, titulada «La fiesta, en prisión», fue escrita por el periodista Tito Pueyo para La Gaceta del Norte. Las fotos son de Tito Pueyo y Manu Cecilio hijo.

«¡Dabuti, tío!». Una vez más se volvió a escuchar este grito de satisfacción en el recinto de la prisión provincial de Basauri con motivo de la celebración de un nuevo festival rock dentro de sus paredes con motivo de la Aste Nagusia y organizado por el colectivo de apoyo a los presos Salhaketa.

Sin duda alguna fue el recluso Circus la atracción de la tarde, ya que no dejó de bailar y brincar durante el tiempo en que actuaron los grupos de vizcaínos Zarama y Arlequín. Todo se hacía un tanto diferente en el recinto penitenciario. Las heridas y cortes en las venas de los brazos de Circus se olvidaron por espacio de dos horas.


«¡Enrollaros tíos!»

Como anécdota valga que, durante la celebración del festival, estuvieron presentes las únicas cuatro reclusas existentes en la prisión, sin que se produjese ningún tipo de incidente. Yolanda, Carmen, Pilares y Felisa disfrutaron de lo lindo y manifestaron: «Esto está muy bien y fue altamente injusto que en las anteriores ocasiones que se ha celebrado algo de esto no nos dejasen contemplarlo». Una de las reclusas fue una de las «marchosas» de la fiesta. «¿Pero qué passsa, tíos? ¡Enrollaros!», repetía a los varones que se hallaban, casi en su totalidad, sentados.

«Es una experiencia muy maja, pero da pena lo hecha polvo que está la gente»

El primer grupo en actuar, con casi dos horas de retraso por problemas técnicos, fue Zarama, que dedicó una de sus canciones «a los verdaderos “manguis” que están fuera, y que hacen que vosotros estéis aquí». Zarama es la primera vez que actúa en la prisión y, tras su actuación, nos manifestaron: «Es una experiencia muy maja, pero da pena lo hecha polvo que está la gente».

«¡Hoy, motín!»

«¿Vulpes?, ¿para qué? —comentaba otro—, las hubiésemos matao aquí mismo»

Mientras Circus, un recluso bajito y melenudo, calificado por sus compañeros como el más «chalao» del centro, intentaba sacar a bailar a las chicas, otro interno decía: «¡Hoy, motín! Pasamos de fiestas de Bilbao, queremos salir de aquí». Estaba previsto que actuasen Las Vulpes. Al respecto, varios presos decían: «Hubiese sido demasiao, tío. No cantarán, pero por lo menos...». Las opiniones no eran muy unánimes. «¿Vulpes?, ¿para qué? —comentaba otro—, las hubiésemos matao aquí mismo», todo ello dicho con un tono cachondo y satírico.

Espontáneos

Zarama, que interpretó temas suyos como «Nahiko». «Ezkerralde», «Zeramaren erdia», «Dana niretzat», etc., subieron al escenario, a modo de espontáneos, dos internos de raza gitana. Eran Galu y Polo, quienes interpretaron dos rumbas gitanas. Antes de su actuación, otro interno nos prevenía: «Ya vais a ver qué mal cantan». También se oía decir: «Todo el día aguantándoles y se ponen a tocar hoy. ¡Fuera! ¡Achanta, tío!». A pesar de todo, los reclusos lo pasaban bien, haciendo expreso su deseo de que festivales así se repitiesen una vez al mes por lo menos.

Pronto comenzaron a pedir la presencia de Arlequín, que tampoco lograron levantar del suelo —excepto, y como no, a «Circus»— a los 130 presos del penal.

Interpretaron varios temas bajo un cielo que, en pocos momentos, iba a descargar una fuerte lluvia.

50.000 pesetas de presupuesto

El festival ha supuesto 50.000 pesetas, el importe del alquiler del equipo de sonido para los grupos. Este dinero ha sido pagado por Salhaketa y el Fondo del Recluso de esta prisión. Asimismo, los grupos no cobraron nada por actuación.

Esta es la cuarta vez que se realiza en la prisión de Basauri un festival. En la Nochebuena de 1982 se hizo el Olentzero. En la festividad de Reyes de este año actuaron los grupos Fase, Zen y Chispas. Y, por último, en los anteriores Carnavales, la Otxoa, Chispas y una comparsa bilbaína. En esta ocasión ningún preso «se puso a llorar en un rincón mientras todo el mundo en la prisión se ponía a bailar el rock».


El domingo 25 de septiembre de aquel mismo año, también en la cárcel de Basauri, tocaron Eskorbuto, en una crónica firmada también por Tito Pueyo («Los reclusos organizaron su gran día») y que también publicó La Gaceta del Norte.

«La organización, en esta ocasión, fue más perfecta y el concierto comenzó a su hora, previo “cacheo” de bafles, guitarras y periodistas»

Una vez más volvió el rock a la prisión de Basauri, en esta ocasión completamente organizado por los reclusos y la dirección —nos comenta un miembro del comité de presos— no ha tenido nada que ver esta vez en la organización: «Querían organizar para ayer una fiesta con motivo de la Merced, a base de juegos, partido de fútbol, pero nosotros queríamos celebrar el Día del Preso, y lo hemos llevado a cabo gracias al Comité de Presos y a Salahaketa».

Poco a poco, en la prisión de Basauri está entrando la cultura. Primero fue el rock, el viernes volvió a ser el rock, pero con poetas al final de la actuación de los grupos Eskorbuto y Espías. Parece ser que se está consiguiendo una actuación de este tipo al mes.

La organización, en esta ocasión, fue más perfecta y el concierto comenzó a su hora, previo «cacheo» de bafles, guitarras y periodistas. El detector de metales no perdonaba ni una.

Para la población reclusa, la actuación del grupo Eskorbuto, que como se recordará fue objeto de mil y una polémicas, fue todo un acontecimiento, pues comentan que «llevan nuestra sangre».

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Los miembros de Eskorbuto no hicieron mucho caso a los muros de la prisión y a la mirada atenta de la Policía Nacional desde sus torres, e incluso pidieron cerveza a los funcionarios para paliar el agobiante calor que se hacía difícilmente soportable en el recinto penitenciario. Previa actuación de Eskorbuto, con toda su fuerza y desgarre, sonaba en la prisión el grupo Espías, compuesto por Enrique, cantante; Felipe, guitarra; Víctor, bajo y Valentín a la batería. Temas más suaves, pero que gustaron: «Espías detrás del espejo», «Proyecto de mujer», «Veros como hormigas» y «Caza», fueron los temas «aunque —dijeron— un tanto poco preparados». Pero «Espías» sonó bien y gustó.

Tras la actuación de los dos grupos mencionados, hizo su aparición en el escenario el popular personaje bilbaíno Chispas, más conocido por «Cantinflas», quien sacó de la población reclusa las más fervientes carcajadas con sus chistes «muy dados al cuento de las prisiones».

Para finalizar, dos poetas, Esteban Santocolmo y Aquilino Villar, recitaron varios versos, relacionados con la libertad. «Golondrina, con tu trinar, amansa los duros días del preso», rezaba uno de sus poemas.