Cuando Satanás fue el ídolo de los niños españoles


Durante años, Satanás triunfó entre los niños españoles. Tenía dos novias, un amigo gitano y fue el primer Mefistófeles de la posguerra

Un dibujante lo convirtió en Mefistófeles, en El Oscuro, el Mal hecho carne: durante años España conoció a aquel niño como Satanás, alguien capaz de enfrentarse a los temibles mafiosos de Chicago, viajar a países remotos, entrar en la jungla a pecho descubierto o detener a los mayores villanos. Fue la historia de un niño-actor, Ginés Gallego, encumbrado a la fama por Edgar Neville, que lo incluyó en la nómina de actores en el clásico Domingo de Carnaval, con el apodo de «Satanás», pero también aparecía con ese curioso y tenebroso nombre en Fiebre, otra célebre producción de la época. Hasta aquí, más o menos, es la historia del cine patrio y el Satanasito, pero la compañía Ediciones Rialto, pionera en el tebeo de posguerra, y sus dos centenares de exitosos números destinados a los niños españoles, marcarán un antes y un después, y haría inseparable el apodo satánico al famoso actor.

SATANÁS POSA PARA LOS DIBUJANTES

Rialto decidió que para su colección Diamante Amarillo sería protagonizada por Ginés Gallego. «El más original y famoso protagonista infantil relatará semanalmente sus aventuras, interpretadas por el lápiz del genial dibujante López Rubio», rezaba su publicidad, y añadía que se trataba de «un alarde de presentación. ¡Emoción! ¡Intriga! ¡Humor!».

Lo cierto era que protagonista y dibujante se conocían. Rubio había hecho la escenografía de las películas El destino se disculpa de Rafael Gil y Domingo de Carnaval de Edgar Neville, en las que aparecía el pequeño Satán.

«El propio actor, el de carne y hueso, solía acudir para ser dibujado personalmente»

Así que, sin mucha vacilación, apareció el primer Satán de la era franquista, que para que quedase claro venía con una «Presentación de Satanás», algo que se mantuvo hasta al menos su nº 22. En realidad, López Rubio fue el creador. Era él quien dirigía el estudio, que tenía su nombre en el centro de Madrid, en Antón Martín, y del que salían las exitosas tiras. El propio actor, el de carne y hueso, solía acudir para ser dibujado personalmente por Gordillo e Ibarra Montilla, los dibujantes, que al igual que el resto trabajaban sin parar y a un ritmo frenético en torno a una mesa de comedor, fumando tabaco negro y café que les suministraba un bar cercano llamado El Tarzán. El estudio contaba con muchos clientes. En los cuarenta produjo infinidad de títulos, como FBI o CIA, y colaboró con las editoriales de entonces.

LA DESAPARICIÓN DE SATANÁS

«Tenía incluso novias, dos, Polita y Mary, y un amigo gitano llamado Pituito»

Satanasito viajaba, era chistoso y muy gamberro. Tenía incluso novias, dos, Polita y Mary, y un amigo gitano llamado Pituito.

Pero al siguiente número, el 23, el travieso Ginesito había perdido el apodo por… orden gubernativa. El 12 de mayo de 1944, el delegado nacional de Propaganda, David Jato, envió al delegado nacional de Prensa la siguiente nota: «Repetidas veces han aparecido en la Prensa y revistas cinematográficas trabajos periodísticos referentes al niño Ginés Gallego, alias Satanás. Estimando a todas luces improcedente este seudónimo, te ruego curses las órdenes oportunas a todas las revistas cinematográficas y prensa española, prohibiendo el empleo de dicho seudónimo». El escurridizo y siempre esquivo Satanás se esfumó.